domingo, 20 de agosto de 2017

Harem Crossover no Kōkō | Capítulo 7 - La senda del comandante (Parte 2)

Os preguntaréis si a mí me gustan los combates. La respuesta es afirmativa, sobretodo si son épicos a la par de espectaculares. En las películas de Marvel, de DC, de Transformers… O en producciones de acción similares (con muchos efectos especiales) ADORO esa clase de combates. De estos el mejor que he visto en el cine se lo llevaría Doctor Strange (mi superheroe favorito), concretamente la batalla contra Caesilius en una Nueva York Fractal. Gods, ojalá poder vivir algo así. ¿Crees que en CrossWorld podría llegar a participar en un combate similar? A ver, no soy un experto en batallas épicas en los animes, pero seguro que podría ser posible, dado lo que ofrecen en Naruto, Dragon Ball, Attack on Titans, Sword Art Online, Twin Star Exorcism, Fate/Grand Order (o mejor inserte cualquier subsaga de Fate), etc. Y si pudiera combatir al estilo musou, ya sería lo mejor que podría hacer como luchador. Desde Hyrule Warriors estoy maravillado por ese género de acción tipo Beat ‘Em Up (y encima no puedo esperar más para Fire Emblem Warriors). Hablaría ahora sobre el tema del dolor y la… Pero mejor reanudemos la acción.

Mi segunda fase de entrenamiento era en el campo de tiro. Será para probar cómo me manejo con las armas a distancia, aunque no he manejado un arco en mi vida, y menos aún un grimorio, porque estos últimos, evidentemente, no son posibles en el mundo real. No, iré a por las armas de fuego. Quiero manejar un cañón como el de Samus o Mega Man desde que en Super Smash bros for Wii U/3DS me encantaba jugar como Mii Tirador. (…) ¿Qué estoy diciendo? ¡Ahora es cuando me van a enseñar a usar mis Orbitales! ¿Los sigo teniendo? (…) En efecto.

Bien, let’s do this.

Estaba en lo cierto: en el edificio usado para entrenarse con armas a distancia se dividía en 3 partes: armas de fuego, magia y arcos. En esta última también se pueden usar dagas arrojadizas, shurikens o cosas por el estilo. La sala de magia estaba ABARROTADA. Con tantísimas magas, y siendo hora punta, no cabía allí ni una mosca. En la otra entrenaban chicas como Setsuna (de Fire Emblem Fates), Masami (de ZGirls), maids como Felicia o Kotori… Ahora bien, ¿Quién es mi entrenadora?

—Justo a tiempo, comandante —Dijo una voz a mis espaldas.

Volví a encontrarme a Saki una vez más. (Pensaréis que por la forma en que estoy describiendo los hechos es porque algo malo va a ocurrir, pero no, ni por asomo. En cambio…) Me invadió una inyección de nerviosismo.

—¿Empezamos ya con el entrenamiento? Quiero quitármelo de encima cuanto antes.

—Eh, para el carro. Paciencia.

Instantáneamente me sentí avergonzado por lo que dije.

—Ay, mis disculpas. Si tengo que pasar por esto durante el tiempo que haga falta…

Mi secretaria entrecerró sus ojos violáceos con delicadeza.

—No pasa nada. No te estaba regañando.

Aún así Saki me dejó un tanto intranquilo.

—Siento… No tener a veces paciencia a corto plazo.

—Está bien —Dijo la chica con un tono que rozaba el aburrimiento, mas recuperó la sonrisa al instante—. Ahora sí. Acompáñame.

No había mucho que decir sobre la zona de tiro para armas de fuego, salvo que era la menos “habitada”. Ahí estaba Maki usando pistolas dobles; Fudo, proveniente de ZGirls y especialista en… Algo que se conoce como “Kendo”, y que disparaba a las dianas con una sola pistola… Ah, y también Delthea, armada con un rifle. No me puedo creer que una maga haya dejado la magia para convertirse en tiradora, aunque, claro, Delthea es la única acostumbrada a la tecnología moderna, al menos de entre las chicas de Fire Emblem Echoes.

—¿Listo para manejar la electricidad con tus Orbitales Fulgor, guapo? —Interrumpió una voz empalagosa. Ah, Ámbar, de Kid Icarus Uprising, la cual me encontré ayer en los pasillos del Aulario.

Dada su condición de guerrera eléctrica divina y sirvienta de la diosa de la naturaleza Viridi, era una chica de edad desconocida pero con el aspecto de una de entorno a los 18. Su pelo era rubio con puntas anaranjadas, ojos azul violáceo, ligera de ropa y con enredaderas alrededor del tronco y las piernas. Mmmmm… No me impresionaba demasiado con respecto a las chicas de Love Live. Y en verdad nunca lo ha hecho con respecto a nadie, pero…

—Buenas, Ámbar. Siendo tú no me extraña en absoluto que vayas a entrenarme en esto.

Maki, Delthea y Fudo se giraron hacia mí.

—El comandante está hecho un hacha en reconocer a la gente —Murmuró la idol de las µ's.

—Si no lo veo, no lo creo —Dijo Fudo.

—Anda, dejadle chicas. Que tiene que esforzarse el pobre. Ya con lo que tengo yo que aguantar… —Replicó Delthea.

—Bien. Sigamos disparando. —Dijo Maki un tanto desganada.

—¡A por todas! —Exclamó Fudo.

Tras esos comentarios, Ámbar me preguntó si ya sabía lo básico sobre mi arma a distancia y le mostré lo que sabía hacer.

—Y bien, que te vaya bien, comandante —Dijo Saki en voz baja antes de marcharse.

Un par de horas después ya manejaba los orbitales incluso mejor que la lanza, salvo porque no era capaz de hacer un mortal para realizar un disparo cargado hacia atrás. De nuevo mi falta de agilidad me la ha jugado, mas no me sentía decepcionado, después de todo. Tengo una idea para poner las cosas más fáciles; tan solo espero que sea posible.

Saki me esperaba afuera cuando salí del edificio.

—Comandante, buen trabajo con tu entrenamiento —Apremió—. Pero recuerda que hay que seguir practicando a fin de salir victorioso de cualquier situación adversa.

—Lo entiendo perfectamente. ¿Y ahora qué?

—Aún queda tiempo para almorzar… Pero te enseñaré algo, y esta vez no tendrás que esforzarte nada.

La seguí hasta el Aulario. Una vez dentro cogimos un ascensor y con su llave electrónica lo activó para llevarnos al piso más superior. Dicha planta recibía el nombre de “Centro de Control”. Por momentos me sentí muy importante.

El Centro de Control era… Viendo que el techo era de cristal y los ordenadores parecían sacados de la base de S.H.I.E.L.D del Universo Marvel… (¿Cómo se llamaba esa nave? ¿Helitransportador?) En definitiva, molaba mazo. ¿Las chicas que trabajaban ahí? Estaban Elma, la misma que ayer miraba fijamente un portapapeles; Daraen Chica (aunque mejor la llamó Daraen a secas, al menos mientras no me encuentre con su contraparte masculina); Dia (no sabía que tuviera un puesto tan importante en la INCRAN. Bueno, habiendo sido antes, según me contó Mari, presidenta del consejo estudiantil de su instituto, ser administradora quizás no fuese una locura); y por último Anna. Todas trabajando en un panel de control de lo que sería el ordenador principal. Había también muchas más chicas trabajando en los ordenadores restantes, pero no las reconocí. Debían de ser las extra de la película.

—Hombre, ya era hora de que vinieras aquí —Me saludó Anna—. Bienvenido al Centro de Control.

—Lo mismo digo —Replicó Dia.

—Hola chicas —Murmuré formalmente.

Elma giró 180° su silla de oficina. Pelo blanco, ojos azules y piel oscura. Vestía una armadura roja y blanca.

—Saludos, comandante. Mi nombre es Elma. Soy general de la INCRAN.

—Ah, y también general del… Comando o Grupo Skeleton o algo así —Pensé: “Hace mucho que no juego al Xenoblade. He de refrescar la memoria”.

—Exacto. El nombre lo ha acertado.

A su vez Daraen se giró. Tras lo ocurrido anoche, pensé que no sería especialmente cómodo encontrármela, mas no me miraba mal con sus ojos castaños.

—Esto… Hola Pablo —Murmuró.

—Yo… Hola… (…) Quizás debería haberte hecho caso, pero aún así…

—No pasa nada. Eso es agua pasada. A lo que íbamos, aquí Saki y todas nosotras nos dedicamos a escrutar el CrossWorld en busca de supervivientes, además de trazar estrategias para evitar la destrucción del instituto.

—Siendo una buena estratega no me extraña —Afirmé.

La estratega sonrió.

—Gracias. Y seguro que te preguntarás si se me hace rara la tecnología. En realidad Anna y yo ya nos hemos habituado. De hecho puedo afirmar sin temor que Internet es la mejor biblioteca que existe.

—Eso es porque no sabes la que montó cuando la llevamos aquí… —Puntuó la general de Xenoblade.

—¡Hey, Elma!

—Perdona. Siendo como soy ese comentario estaba fuera de lugar.

No pude evitar sacar una risilla sutil. Me dirigí a la idol.

—¿Y cuál es tu cometido aquí, Dia?

—Yo soy lo que era en mi mundo antes, o sea, directora del consejo estudiantil, que viene a ser una representante de los integrantes de la INCRAN. Tengo un despacho propio, incluso. Y siendo bastante importante estoy autorizada a formar parte del Centro de Control… Aunque sólo como ayuda puntual.

La directora me tocó la espalda.

—Y bien. Ya que estamos aquí, tenemos que hablar… —Decía seriamente mientras se sentaba en el ordenador principal.

Pillé una silla cercana e hice lo mismo que mi secretaria.

—Se trata de la Tormenta Estelar —Puntuó Elma con los ojos cerrados—. No se trata de un simple fenómeno meteorológico. O debería decir… Fenómeno cósmico.

Tras cargar unos archivos, la pantalla holográfica, esta mostró un esquema del CrossWorld donde se simulaba una Tormenta Estelar.

—Esta peligrosa caída de rayos cósmicos se producen debido a las sinergias entre el CrossWorld y los dos Multiversos —Explicó Saki—. No sabemos mucho acerca de su naturaleza.

—Lo que sí sabemos —Continuó Daraen— es que tras cada Tormenta Estelar, una o varias personas son traídas a este mundo. Hasta tu llegada, Pablo, solo habían llegado chicas. Y, por supuesto, ignoramos el por qué de esto último.

—Pero lo más extraño de todo… —Prosiguió Anna refiriéndose a mí— Es que tú no has llegado por una Tormenta Estelar. A lo que me lleva preguntar… ¿De qué saga eres?

Una cuestión que me descolocó por completo.

—¡¿Yo?! (…) No… No pertenezco a ninguna saga de anime —La ira, sin venir a cuento, se apoderó de mí—. ¡No soy ningún personaje! ¡Soy una persona real a la que habéis quitado sus recuerdos!

—Tranquilízate —Me calmó la comandante de Askr—. Lo entendemos. Y no te hemos quitado los recuerdos.

Las otras chicas asintieron a fin de darle la razón.

—Supongo que sabrás que yo… —Sugirió Daraen.

—…despertaste sin ningún recuerdo anterior a tu encuentro con Chrom y Lissa —Una parte de mí deseó no haber terminado la frase refunfuñando.

—¡Me dejas de piedra! Eso demuestra que tienes recuerdos.

—Sí, pero sólo sé cosas sobre los videojuegos, el anime… En definitiva, de cosas frikis. De mi vida anterior solo he ido recordando trocitos.

—Entonces tiene usted más suerte con respecto a Daraen en ese aspecto —Afirmó la idol. Que bien que supo cómo calmarme.

—Ya veo. Quién sabe… Y ahora pregunto yo. ¿Quién, o quiénes, han sido convocadas a este mundo por la Tormenta Estelar de anoche?

—No lo sabemos hasta que las rescatamos —Contestó Elma—. Nuestra unidad Pathfinder ya las localiza automáticamente, y luego enviamos un helicóptero en caso de que se encuentren a varios kilómetros de la INCRAN. Todavía tenemos que desarrollar tecnología de teletransporte para agilizar los rescates y…

—Tuviste suerte de haber aparecido en el Monte Shokubutsuyama, ¿eh? —Interrumpió Anna.

—Yep —Dije—. Y supongo que la unidad Pathfinder me localizó, ¿no?

—Exacto.

Fui ignorante de por qué Elma había dejado la frase en el aire cuando ella misma…

—Todavía queda una última cosa que debes saber sobre las Tormentas Estelares —Anunció.

Pausa dramática. Se venía algo gordo. Saki fue la que continuó.

—Todas las que ha habido hasta la fecha siempre han acabado de la misma forma: todas y cada una de las estrellas forman el mayor círculo posible para generar un rayo tan devastador, tan potente…

—Que destruiría los escudos de la INCRAN, incluso aunque los reforcemos —Terminó Dia con los ojos cerrados—; y con ellos el instituto entero y nuestras vidas —volvió a abrir sus ojos verde azulado—. Por ello debemos o encontrar el Anzen Kōdō cuanto antes y/o encontrar la forma de teletransportar el campus por completo.

“Gods”, pensé. Me quedé sin palabras ante la misión que se me avecinaba.

—¿A-algo más que deba saber?

—El Rayo Cósmico del Juicio Final —Prosiguió Anna— parecía caer en un lugar aleatorio cada vez. Por fortuna ahora es posible calcular su caída gracias al trabajo de nuestras astrónomas.

—Siguen un patrón cada vez —Puntuó la directora.

—¡Exacto!

—Y… Teniendo esa unidad Pathfinder, ¿por qué no habéis encontrado el Salvoconducto? ¿Le ocurre lo mismo que al Arca de la Vida?

—¡Tú lo has Dicho! —Confirmó con bastante alegría Elma. Quizás demasiado para su gusto.

—En teoría —Siguió la estratega—, el Salvoconducto está bajo tierra. Sin embargo, solo podemos cartografiar la superficie.

—¿Y no tenéis sondas de esas que se entierran como las de Xenoblade Chronicles X?

—Son difíciles de fabricar. Ya tenemos desarrolladas unas pocas para ese cometido, pero es preciso conseguir materiales.

—No me extraña.

—Bueno, Pablo —Dijo Saki—. Gracias por venir y por escucharlo todo. Espero que nos guíes para encontrar la verdad sobre el CrossWorld y para… Todo lo demás.

—De nada, chicas.

—Y ya visto el hecho de que te gusta la tecnología… Pásate esta tarde por el laboratorio de ciencia. Allí se han desarrollado muchos de nuestros inventos y armas.

—¡Mola! Cuenta con ello.

—Y ya para acabar, tienes libre acceso a esta sala con tu tarjeta electrónica. Te avisaremos cuando te necesitemos o cuando lo veas conveniente.

—Entendido. Ahora… ¿Sería menester retirarme?

Mi formal respuesta se tradujo en rubor en las mejillas de Saki.

—Qué caballeroso… —Murmuró—. Digo… Por supuesto. Ya nos veremos.

Fui activando el ascensor.

—Hasta otra.

—¡Adiós, comandante! —Me despidieron todas las chicas al unísono.

Una vez estuve dentro, me costó creer lo arduo que iba a ser mi nueva vida a partir de ahora. ¿Seré capaz de afrontar este destino… Con éxito?

domingo, 13 de agosto de 2017

Harem Crossover no Kōkō | Capítulo 6 - La senda del comandante (Parte 1)

Dormí bien en mi nuevo cuarto, aún pese a las luces producidas por los rayos cósmicos de la Tormenta Estelar. Soñé, además, con las texturas del mundo real. Sueños extraños y aleatorios,pero nunca pesadillas. Ahí va un dato curioso: gracias a un sueño me enamoré de Maki; de otro modo quizás no me hubiese interesado tanto. Y creo que es la única vez que recuerdo haber visto a ese tipo de muchachas oníricamente. De hecho, juraría que las instalaciones de la INCRAN, incluso el mar y las carreteras desiertas… Las había visto en dicho sueño. Sí, y también la aparición de Maki en una pantalla gigante (donde oníricamente me pedía una cita). Qué extraña coincidencia…

Me despertó un despertador que ya había sido programado antes de que llegara. Eran las 7:15, y, justo cuando me dí cuenta de que seguía en el CrossWorld, me acordé de que Sara me esperaría en la oficina militar a las 9:00.

Tan solo en los hoteles me daba duchas por la mañana, así que decidí probar el hidromasaje y esas cosas tan chulas de las duchas de calidad. Entre tanto, medité acerca de mis nuevas amistades.

“Debo tener cuidado de no relacionarme en plan para ligar, sino para cultivar estas relaciones amistosas durante cuestión de meses hasta que, en definitiva, consiga que alguna chica me dejara besarla en los labios.

Besar…

Siempre he querido experimentarlo. Sentir esa euforia que sólo se produce en la boca. Besar a una chica hermosa.

¿Por qué nunca he podido alcanzar a hacerlo? Porque nunca he conseguido echar novia. Está bien. Algún día la tendré. Es más, no saldré de aquí hasta haberme besado con una de esas chicas anime como mínimo, pero hay que evitar obsesionarse con esa idea, o ellas escaparán de mí, como ocurrió con Ruby.

Pero ella era un caso especial, pues es muy tímida con los chicos como yo, y aunque quería decirle que no iba a ligar directamente con esa pequeña (en su lugar,simplemente quería intentar forjar una relación de amistad con ella), al final creyó que esa era mi intención. No, Mari me dijo ayer varias veces que se encontraba mal, que sin su mejor amiga se sentía sola. ¿Si la encontrásemos, me perdonaría? A lo mejor, de momento, debería sacar lo mejor de mí ante la mirada de sus ojos verdes. Eso haré. Le he causado una buena impresión a su hermana mayor. Seguro que todo irá bien. Conseguiré que alguna sea mi novia, quizás alguna de Love Live, o alguna de Fire Emblem, o… Pero aún es muy pronto. Saldré de aquí y trataré a las demás féminas como amigas, porque son personas como yo. Y yo, como vuestro comandante, no os defraudaré en mi labor”.

Y hasta aquí un fragmento del flujo de pensamientos de mi mente.

Ya una vez fuera decidí llamar a Mari para que me acompañara al desayuno. Sharena y Nozomi también se unieron en la entrada del hotel. Ya en la cafetería me tomé una palmera de chocolate (mi dulce favorito) y una taza de leche con Nesquik (“tradición”, digamos, propia de mi familia). Conseguí sentarme en una pequeña mesa con Dia, en la que también estaban Camilla, de Fire Emblem Fates; y Lucoa, de Kobayashi no Maid Dragon. Sí, ambas eran chicas muy pechugonas, pero como me gustan más los ojos… Y no esa clase de ojos, me refiero a los órganos de la visión.

—Ohayo gozaimasu! —Me saludó Dia sonriente—. ¿Está usted bien?

—Buenas Dia. Sí, todo bien, aún pese a lo que pasó con Yoshiko.

—No, señor. Hizo un gran trabajo salvándola. Te estoy muy agradecida por salvar a una de mis amigas de mi mundo. No sé qué habría sido de ella de no ser por tu ayuda —Sí, habéis leído bien. Por un momento estaba tuteándome.

—De nada. Sé que soy una persona bastante cobardica en ese tipo de asuntos. De hecho no sé lo que es luchar de verdad, porque hasta entonces sólo lo he hecho en videojuegos.

—Ya veo… ¿Y qué armas aprenderá a usar? Yo me especializo en katanas dobles, y si te soy sincera, me gusta más combatir que ser idol, porque, como quizás sabrás, perdí una apuesta contra Chika, y ahora estoy aquí… –Bajó la voz un poco mientras se entristeció—. Que tozuda que fui. Ojalá no…

–Sí, lo sabía, aunque no sé cómo ocurrió exactamente. Yo uso los Orbitales Fulgor y una lanza.

—Ah, bien.

—Yo uso mis cartas de tarot a modo de grimorio, y a veces uso un mazo del Duelo de Cartas de Yu-Gi-Oh —Puntuó Nozomi.

—Yo mi Bastón Meteoestrella, cómo sabrás —Dijo Mari, pero su amiga le dedicó una mirada en plan “Ya lo sabía”—. Well… Sólo quería decirle a Pablo el nombre oficial.

—Yo mi Fensalir —Dijo Sharena.

—¡No me…! —Por poco imitaba el meme—. Ah no, que se lo decías a Dia. Perdona.

—No… Bueno, sí. Yo qué sé. Je je…

Camilla entonces se dirigió a nosotros. Su pelo era largo y violáceo; sus ojos de color malva, siendo el ojo izquierdo tapado por un mechón.

—Anda, el nuevo comandante Pablo… —Dijo con cierta sensualidad en su voz—. Un placer conocerte, ricura. Soy Camilla, princesa de Nohr.

—Anda. Esto… No sé qué decir…

—Siendo una princesa tan popular seguro que no podías evitar quedarte de piedra… Ante mi belleza. (…) Ah, esta diva a mi lado es Lucoa.

—Hola. —La chica dragón se inclinó, tal y como los japoneses saludan—. Un placer, Pablo.

Su pelo, sobre el cual tenía una gorra rosa, era rubio con las puntas de un gradiente entre verde y celeste. Por desgracia para mí, no abría mucho los ojos, pero sabía que tenían heterocromía: el ojo izquierdo era morado con la pupila dorada, el derecho era verde con la pupila negra. Que pena que sólo podía contemplar momentáneamente el magnetismo de aquellos preciosos ojos…

—Algún día tienes que presentarme a Kanna y a Tohru, Lucoa. Y Camilla, a ver si me presentas a Elise.

—¡Vale! —Dijeron las dos al unísono.

El resto de mis amigas se quedaron de piedra tras soltar todos esos nombres.

Tras el desayuno, Dia me volvió a hablar.

—Ah, Pablo. He hablado con Ruby, y en efecto: cuando la llamé ayer se sentía bastante mal. Ya le he convencido de que no eres mala persona ni tienes malas intenciones, mas no tiene todavía el coraje para hablarte.

Bastó solo aquellas palabras para alegrarme el día.

—Me alegra sobremaneras oír eso. Y… ¿Cómo es que no ha asistido al desayuno?

—Te explico. En las Tormentas Estelares mi hermana casi siempre sufre insomnio, aún pese a dormir con las cortinas echadas. De forma que en estos momentos ya se estará levantando. Iré ahora con ella.

—Pobrecita. Y bueno, que te vaya bien.

—Igualmente, comandante. —Acto seguido me guiñó un ojo.

Tras una pausa contemplativa, afirmé:

—Que buena persona que es.

—Sí… –Aprobó Mari sin estar segura—. Pero antes no era así.

—¿Cómo?

—Era la encargada del consejo de estudiantes, y rechazó en un principio las plegarias de Chika Takami, la artífice de nuestro grupo.

—Hmmm… En tal caso Dia se parece un poco a Eli Ayase, que también era la encargada del consejo de estudiantes de nuestro instituto —Afirmó Nozomi—. Y esto lo sé porque ERA su subordinada.

—Pero ella no ha llegado todavía aquí al CrossWorld, al igual que Chika.

—Ya, y tampoco está aquí Honoka, la que nos promovió a convertirnos en School Idols. De no ser por ella… —Nozomi dejó la respuesta al aire.

Mari se entristeció un poco. Iba a revelar algo gordo.

—Por no decir que vosotras fuisteis la inspiración para convertirnos en las Aqours. Incluso Dia os trata como si fueseis diosas. Lo sabía todo sobre vosotras.

Nozomi y yo nos sorprendimos sobremaneras.

—¡¡¡Asombroso!!! —Dije.

—¿C-cómo es que no me lo habías dicho antes?

—Me habría gustado hacer esta revelación que acabo de hacer cuando estuviésemos todas juntas. Cualquiera de mis otras amigas habría hecho lo mismo. Pero creo que Pablo debía conocer ese detalle, ya que me lo preguntó ayer.

—Oye, no tenías por qué revelarlo… Si no querías —Dije.

Aquella frase mía reconfortó a la idol de Aqours.

—No pasa nada. Tenía ganas de desahogarme. No podía seguir reteniendo ese secreto en mi cabeza. Gracias por escucharme. —Sus ojos verdes refulgieron con intensidad.

—Mari… —Murmuré

—Mari-san… —Murmuró Nozomi. Hasta entonces no me había fijado en que muchas veces las chicas de Love Live (mejor dicho, prácticamente todos los usuarios de habla japonesa) se llaman entre sí con sus nombres acabados en “chan”, “san” (como es el caso), o “kun” para los hombres. En fin, algo común en Japón.

Sharena no intervino en aquella conversación sobre Love Live, seguramente porque no estaba enterada en absoluto por causas más que evidentes.

Tras esta, nos dirigimos a la oficina militar, que básicamente era una zona de entrenamiento para armas cuerpo a cuerpo. Mari se separó de nosotros porque debía practicar equitación, y Nozomi se fue al Aulario para asistir a clases destinadas a la enseñanza de artes mágicas varias. Me pregunté si Cecilia, de Fire Emblem: The Binding Blade, sería profesora de magia, teniendo en cuenta que formó parte del público de mi reunión de bienvenida y enseñó todo lo que sabía en la materia a Lilina, hija de Hector que en teoría debería estar aquí. Sharena me acompañó para que me ayudase con mi entrenamiento para lanceros novatos.

Pasé adentro del edificio, donde me esperaba Sara. Sí, me sorprendió que Saki no se presentara. Aunque ahora que lo pienso, he de suponer que estará ocupando otro puesto para entonces. En fin, no importa mucho.

Había unas instalaciones cuanto menos interesantes, aunque más bien parecía un gimnasio. Había muñecos de prácticas, iguales al que usaba ayer Mikasa para entrenar con katanas dobles, sacos de boxeo y aparatos de gimnasia.

Pero lo mejor estaba en la planta superior.

Un futurista simulador de batalla por hologramas de tecnología punta dividido en 8 partes, donde mejor se entrenaba la peña. Me recordaba a uno que había en el anime de Inazuma Eleven Go Galaxy, el del tren ese que llevaba al equipo de Arion Sherwind a otros planetas. La diferencia es que no generaba sensaciones en los órganos de los sentidos, así que entrenar no era doloroso ni por asomo. Sara me hizo pasar junto con Sharena a una de las cabinas de simulación.

—Asombroso. ¿Qué pensaste cuando llegaste hasta aquí por primera vez, Sharena?

—Sinceramente, me quedé sin palabras. Es lo más alucinante que he visto para entrenar. ¡Ya lo verás!

Tenía mi lanza hierro a mis espaldas. No era especialmente pesada, por fortuna.

—Muy bien, comandante —Anunció Sara mientras me miraba fijamente—. Esta es nuestra sala de entrenamiento por excelencia. A través de esta tecnología de vanguardia podemos recrear cualquier batalla y sin necesidad de sufrir dolor alguno.

Eso era justo lo que necesitaba. Hago lo que puedo con tal de no sufrirlo, aunque muchas veces me haya sido inevitable. Y ni siquiera era capaz de dañar, al menos con fuerza, a alguien salvo que me cabrease por completo y lo considerase mi enemigo. Aún así os lo advierto: no tengo piedad contra el enemigo. Afortunadamente todas estas chicas son tan buenas de corazón (salvo excepciones como Clarisse) que a priori nunca jamás trataría de hacerles daño. Al contrario, haré lo que sea para protegerlas, y por ello pensaba aprender el arte del combate real.

—¡Pablooo! —Gritó mi mentora para sacarme de mis pensamientos, otra vez.

—¡Ay! Lo siento mucho. Es que…

—No debería ser tan dura, pero menos hablar y más combate —Reprendió con cierta calma—. Pero primero dejaré que Sharena te enseñe lo básico y ya pasamos a una simulación. ¿Entendido?

—Sí, Sara.

—Bien —Sonrió—. Continúa, princesa.

A pesar del título, no parecía hacerle gustado mucho la forma en que la lugarteniente llamó a mi amiga, a juzgar por su mirada. Pero hizo como si no hubiera dicho nada.

—Vale. ¿Sabes cómo sujetar una lanza?

Desenfundé mi lanza y la sujeté como hacían los personajes de Fire Emblem.

—¡Genial! Ya te haces a la idea y todo —Puso cara seria cuando acabó la frase. Sé lo que significaba—. Ahora prepárate…

Sara ya estaba en una cabina de mandos que controlaba las zonas de simulación. Con unos cuantos botones mandó una instrucción a las máquinas para generar un monstruo holográfico. Un lich del Fire Emblem Echoes.

La princesa de Askr me enseñó entonces a usar la lanza, además de sus ataques más básicos. Es curioso que, pese a ser un holograma, el monstruo reaccionaba a mis puntadas. Para la piel no había más que aire, mas con la lanza notaba las carnes de mi rival de entrenamiento como si fueran de verdad. Un extraño comportamiento magnético, quizás imposible en el mundo real.

Un par de horas después ya sabía todo lo básico. Había aprendido rápido; tan solo flanqueaba en temas de esquive en plan rodar por el suelo, que de momento podía compensar con mi buena velocidad al correr… Salvo porque no era muy ducho en resistencia.

Me dejaron 15 minutos de descanso antes de pasar a la siguiente fase de mi entrenamiento. 15 minutos que aproveché para ver a mi querida amiga Mari.

El entrenamiento ecuestre se realizaba en la playa justo enfrente de la INCRAN, y por suerte también estaban haciendo descanso.

—Over here, Pablo! —Gritó la chica desde la distancia. El corcel que montaba era de un color grisáceo, y galopó hasta que se paró a un metro de mí—. ¿Qué tal tu trabajo?

—Genial. He estado entrenando con la lanza.

—Yo… Well, es evidente, pero he estado practicando equitación.

—Ajá… ¿Y ahora que tienes programado hacer?

Mari puso el dedo en la sien.

—O entreno ahora cuando acabe para el combate o me voy a hacer prácticas de idol. —La chica sonrió ampliamente. Que guapa era cuando lo hacía—. Total, me alegro de que tengamos un horario flexible.

—Genial. —Apremié.

Mientras hablábamos, me fijé en las jinetes. No había muchas, y salvo Mari todas eran de Fire Emblem. Había desde lo que consideraríamos como la clase jinete a trovadoras: Elise, Clarine, Olwen, L’arachel, Peri… Las capitaneaba Titania, una paladín de Path of Radiance y su secuela Radiant Dawn, pero esa era su versión más joven, la de Path of Radiance, la misma que en Heroes. Esta se acercó, mientras que sus camaradas se quedaron donde estaba.

—¡Saludos, comandante! —Titania tenía una voz más grave de lo que esperaba.

Era pelirroja, con pelo largo y una coleta. Se lo solían remarcar en su juego. Sus ojos eran verdes, de un verde esmeralda precioso, que hacían juego con su Hacha Esmeralda, traída también de FEH. No estaba nada mal, pero creo que es demasiado mayor para mí.

—Un placer conocerte, Titania.

—Me sorprende que no haya aquí una sola fémina cuyo nombre no conozcas, Pablo. A lo que íbamos, espero mucho de tí. Sigue haciendo tu trabajo como es debido.

—Cuente con ello, mi señora. —Nunca pensé que acabaría llamando a alguien como tal.

—¡Estoy segura de que Pablo será el mejor comandante de la INCRAN! —Exclamó la idol de Aqours.

—Gracias. Viniendo de tí te lo agradezco profundamente, pero tampoco es para tanto. Aún tengo mucho que aprender.

—Y bien —Titania se volvió hacia mí para proseguir—. Te recomendaría continuar con tu entrenamiento, dada tu falta de experiencia.

—Y así será —Me volví con Mari—. Nos veremos más tarde, pues.

—Ale, goodbye. Sigue así.

—Ya nos veremos —Me despidió Titania—. ¡Chicas, volvamos con lo nuestro!

Volví a las instalaciones para continuar con mi labor, esta vez en el campo de tiro.

martes, 8 de agosto de 2017

Perdido entre dimensiones- Prólogo: Vínculos de hierro

(Antes de empezar, esto va a ser una serie que se irá desarrollando la historia principal poco a poco, a medida que se descubren cosas de como x personaje está aquí etc. ¡Espero que lo disfruten!
PD: Cada ´´universo´´ constará de 2 capítulos a menudo, pero a veces puede llegar a 3 y no cuentan las veces que se pueda volver a cada uno) (ah, y a menudo veréis mis pensamientos, pero hablaré cuando veáis una - al principio)
(Lugar: ???. Hora: ??:??)
??: Ohhh... ¡cuanto poder! Ni en mis mejores sueños he adquirido estos privilegios... y gran parte es gracias a ti. Se ríe
???: Tsk, ahórrate la cháchara anda. Tú me traes al chico y te daré lo que te falte para tú perfección soñada.
??: Claro, claro. ¿Pero podré robarle quintaescencia? Por como me lo describes parece poseer mucha...
???: Como quieras, pero tráemelo sin heridas graves. Confío en ti Nergal.
Nergal: Descuide, lo tendrá en poco tiempo... Se retira
?? se desvanece.

(Lugar: Llanuras de Sacae. Hora: 07:00)
Ey, ¡buenas! No me he presentado verdad? Debería hacerlo antes de empezar la historia no? Me llamo Eduardo, aunque en las redes me conocen como Vongola. Tengo 14 años y actualmente sigo con las clases. Soy lo que se dice vulgarmente como ´´friki´´ de los temas modernos: Videojuegos, anime, tecnología etc. Soy algo frágil físicamente, aunque en ingenio e inteligencia es difícil ganarme. Risas

¿Cómo he llegado aquí? Ni yo lo sé, solo recuerdo ver un tipo extraño muy encubierto que vi en un callejón y me quedé dormido... Y todavía bostezo sigo teniendo algo de sueño... ahora que me doy cuenta... este tacto es húmedo y agradable... es hierba? Y me parece oir algo...

?: Oíd, ¿que hacemos? No podemos dejarlo así... ¿y si viene un bandido?
??: Pero es que es tan mono! Y está durmiendo tranquilamente, no deberíamos molestarle.
Esta situación me suena mucho al inicio de Awakening... ¿No serán?...
???: ¡ESPABILA CHAVAL! Clava la Armads en el suelo haciendo mucho ruido
? y ??: ¡HECTOR! ¡UN POCO DE TACTO!
Espera... Hector? El general Hector de Ostia? (Sí, prefiero Ostia a Ositia,) Entonces los otros serán... 
?: Vaya, ¡parece que despierta! ¡Buenos días pequeño!
??: Dormiste bien? Se te nota cansado...
Hector: Chicos, no es un niño de 3 años... 
-V-Vosotros no seréis... Tú eres Eliwood, ella es Lady Lyndis y el de la armadura Lord Hector, ¿me equivoco?
Eliwood: Atónito ¿C-cómo nos conoces?
Hector: Yo que tú desconfiaría, seguro que es un espía del Colmillo...
Lyn: ¿Seguro? ¡Si es adoraaable!

Ah, Lyndis. Verdaderamente uno de los mejores personajes de Fire Emblem. Ojos y pelo verde, tiene un vestido azul que le cubre hasta la cintura y tiene una proporción de cuerpo perfecta. Ah, esas piernas...
Lyn: Seguro que no hace nada,¡mira esa carita! Lo abraza cogiéndolo en sus abrazos y apretándolo inintencionadamente contra sus pechos. 
-L-Lyn... n-no puedo respirar... Está rojo como un tomate
Eliwood: Lyn, ¡que lo asfixias!
Lyn: Ups, me he excedido un poquito...
Hector: Yo os recuerdo lo que paso con esa chiquilla, que a pesar de su aspecto fue un miembro del Colmillo toda su vida... a lo mejor nos asesina por la noche...
-¡D-discrepo! Les admiro muchísimo a los tres, no se me pasaría por... la cabeza... matarlos... Se vuelve a dormir
Eliwood: Será mejor llevarlo a la aldea más cercana, el pobre está muy cansado... Hector.
Hector: Siempre tengo que ser yo el que lo lleva todo. suspiro
FIN
(Este ha sido un poquito más corto de lo normal por ser el prólogo, pero trataré de extenderlo para el capítulo 1. ¡Chao!)








viernes, 4 de agosto de 2017

Harem Crossover no Kōkō | Capítulo 5 - Tormenta Estelar

¿Hubo, si acaso, relleno en el capítulo anterior? Sé que los hechos han sido muy mediocres, pero bueno. Los hechos son hechos, y la vida no siempre ha tenido episodios emocionantes. En fin, trataré de no marcarme un Naruto… Ahora preparaos para algo mejor. (A ver si estoy llamando “relleno” a lo que no es…)
Quedaba poco para la cena y Mari iba a presentarme a Nozomi. Se refería a ella como alguien temida, pero parece que las tornas se han invertido. ¿Alguien estaba atacándola? ¿Había un enemigo?
Tras pensar: “Espero que esto no te moleste cuando haga esto…”, abrí la puerta de bruces.
Vimos el paradero.
A Nozomi la estaba apretujando Clarisse de Fire Emblem: New Mystery of the Emblem, y no en cualquier parte.
Lo hacía en sus… (Por los dioses, espero no sonar mal) Tetas.
Mis piernas no respondían: me quedé paralizado. Clarisse era una de las chicas de Fire Emblem que peor me caía. Y con razón. Será rubia y con los ojos entre violáceos y azulados, pero por dentro esta tiradora era lo más feo y desagradable que haya visto en una fémina de la saga.
¿Qué podía hacer contra ella?
—¡Eh, tú! ¿A tí no te han enseñado a no entrar en el cuarto de las chicas sin permiso?
Sus palabras me hirieron como cuchillas. Dí un paso atrás. Podía en cualquier momento dispararme con su arco, viendo que lo tenía enfundado. No iba a permitir herir a nadie. "¿Y si llamo a Saki?—Pensé—  Ella es la superior, y seguro que podría arreglar el asunto. Pero podría descubrir mis intenciones y acabar conmigo por ello". Entonces los temores nublaron mi mente: “No… Quiero morir… Tengo miedo a la muerte.”.
—¡Comandante, ayúdame!
—¡D-déjala, Clarisse! —Improvisé de inmediato.
—¡Ja! Claro. Ella va a pagar caro por lo que me ha hecho. ¡Me ha hecho esto! Y ahora, ojo por ojo, diente por diente. –Entonces apretó los pechos de su presa con más fuerza.
—¡Noooo! —Gritó la idol de dolor.
Miré atrás y no ví a Mari. ¿Se habrá puesto a salvo? Pero en un momento apareció con mis Orbitales Fulgor. Me los dió sigilosamente, fuera del alcance de la visión de la malvada. Afortunadamente no sabía que me acompañaba.
Me acerqué con mucha cautela a las dos chicas, ya armado.
—No me hagas h-herirte. —Balbuceé.
—No me hagas reír, mocoso. Estamos en el mismo bando. Solo quiero saldar cuentas.
—Saki no permitiría semejante… —Dejé la frase sin acabar.
Entonces ocurrió justo lo que temía.
Soltó a la pobre idol, desenfundó su arco y me apuntó con él. Lo único que podía hacer era improvisar un escudo con los Orbitales.
Creía que todo iba a peor, sin embargo…
Una chica que no identifiqué estaba viendo detrás de nosotros la peligrosa situación. Y sus pies no rozaban el suelo. Sentí inmediatamente después una especie de viento gélido, seguido del sonido que hace el hielo al extenderse.
Era Granizia. Había congelado, literalmente, a la perversa tipa con sus poderes. Nozomi aprovechó para escapar de su captora, no sin antes coger la llave de su cuarto. Yo, Mari y la Yo-Kai de la Tribu Guapo escapamos tras sus pasos.
—Comandante Pablo, gracias por salvarme. —Agradeció Nozomi ya cuando pasó el peligro—. Soy Nozomi, por cierto, de las µ's. Tuve una discusión con esa tal Clarisse y tras hacerle… Eso, al final me devolvió la jugada pero más dolorosamente.
El pelo de Nozomi era de un morado oscuro, con largas coletas a ambos lados del cabello. Sus ojos eran verdes, del mismo verde azulado que los iris de Ruby y Dia; solo que, a diferencia del resto de sus amigas de su anime, tenía unas pupilas más dilatadas. Tan dilatadas que podía verme perfectamente reflejado en ellas. So gorgeous…
—Un placer conocerte, Nozomi —Iba a decir que yo no había hecho nada para ponerla a salvo, pero preferí callarme—. Eres… Mi idol favorita de tu grupo.
El brillo de sus ojos orbitó alrededor de las pupilas como cometas a punto de ser engullidos por un agujero negro.
—¡Me halagan tus palabras!
A mis espaldas sentí el toque frío de una mano.
—¡Buenas Pablo! Me llamo Granizia y, bueno, acabo de salvarte la vida de Clarisse.
—¡Pero si es mi Yo-Kai favorito! —Exclamé. Casi me daban ganas de abrazarla.
—¿De veras? ¡Qué bien!
—Sí. Y es curioso que pueda verte sin necesidad del Yo-Kai Watch.
—Mmmmm. Será que en el CrossWorld no nos podemos ocultar. Ji ji ji.
—Y bien, chicas. ¿Podemos ir a cenar ya? —Sugirió Mari.
—Por mí perfecto. —Dije—. Menudo día llevo.
—Ah, y aquí tienes tu llave electrónica. So sorry… Siento habértela cogido prestado, friend.

La cafetería estaba conectada al hotel, como los de toda la vida del siglo XXI. Tenía buffet libre y todo, repleta de gastronomía internacional variopinta, incluso había comida japonesa como ramen o bolas de arroz (lo más normal del mundo si tu vida ahora es un anime). Y las camareras eran maids, entre las que se incluían Chino Kafuu de Gochiusa y sus amigas, Kotori de Love Live, Rem y Ram de Re:Zero… Aunque, si había buffet libre, ¿Cuál era el cometido de las maids? Me cogí un par de quesadillas de un mostrador con comida mexicana y tomates varios. Me encantan los tomates, más incluso que la lechuga. Seguro que Leo de Fire Emblem Fates los comería todos los días.
Me senté junto con todas mis acompañantes. Nico y Maki se sentaron junto con Nozomi. Sharena se acercó también a nuestra mesa, al igual que Delthea, Mae y Celica del Echoes. Dia se pasó a saludarme formalmente como probablemente sería habitual, mientras que Ruby me miró enfadada por lo que le hice; así que, para mi desgracia, se sentaron en otra mesa. Incluso se unieron a nuestra mesa Saki y Sara. “¡Menudo crossover se ha formado en las entrañas de la INCRAN!”, pensé.
Kotori se acercó y reabasteció nuestros vasos de agua. Ya veo… Las maids están para asuntos de bebidas.
Fue en ese instante cuando al verla charlar junto con las otras tres chicas de las µ's, me dió pena que les faltará la compañía de las 5 restantes.
Mientras pensaba (me había quedado callado desde que me senté), Celica alzó la voz.
—¡Hey, comandante! —Exclamó para sacarme de mis pensamientos.
—Aaah, Celica. Y también tu mejor amiga Mae.
—Oh. ¡Sabe mi nombre! —Se alegró Mae. —Y bien, ¿Cómo te sientes como nuestro general?
—Yo, pues…
—Hmmm, creo que es todavía pronto para que opine. —Dijo la princesa zofiana.
Una adorable voz surgió a mi derecha.
—Oye, ¿sabes cocinar? —Aventuró Nico.
—No, la verdad. Lo siento… Pero sé programar un poco en C++ —Bromeé.
—A mí no me van esos rollos de la informática —Fue entonces cuando me fijé en que la voz le había cambiado tan pronto como cambió de tono— Yo solamente quiero ser la idol más…
–¡Nico! Ni se te ocurra montar tu numerito ahora —Regañó Maki. A continuación se dirigió a mí—. Perdona por esto, Pablo. Soy Maki, de las µ's.
Maki era pelirroja. En cuanto a sus ojos…
—Ah. Una de mis favoritas. De las pocas chicas de ojos violáceos que me gustan.
—¿En serio? —Dijo confundida para luego ponerse en modo tsudere—. ¿Tienen algo de malo las chicas con ojos como los míos?
—¿Qué? Nooo, que va —Sentí cómo me salía la gota de sudor esa de los animes.
—Disculpad mi ignorancia pero… —Interrumpió Celica—. ¿Qué es eso de la “programación”? ¿Y qué son las “idols”?
—Retweet —Dijo Mae. Tan pronto como lo dijo se hizo el silencio en la mesa—. ¿Qué pasa? ¡He oído que aquí lo dicen para apoyar una moción informalmente!
—Ah, cierto. En Valentia no hay nada de eso que tenemos en el siglo XXI —Afirmé.
La siguiente respuesta que oí dejó constancia de que cierta persona ya estaba acostumbrada al siglo XXI: Delthea.
—A ver, las idols son chicas jóvenes (de mi edad), como mitad bailarinas, mitad cantantes y que luchan por la fama y por la gloria para que les contraten… Esto… Personas poderosas en la industria de la música.
—En realidad… Nuestro objetivo como School Idols era simplemente triunfar en el Love Live y alcanzar la fama. Y, de hecho, nosotras lo conseguimos —Corrigió Nico.
—¿Y todo eso existe? —Preguntó la princesa.
—La experta en el tema ha hablado —Contestó Mari
—No sabía que aquí estuvieseis tan al tanto del entretenimiento. Es como la utopía que la Madre Mila añoraba. —Dirigiéndose a mí—. ¿Y sobre la programación?
—Bueeeeno… Va de ordenadores, ya sabes: artefactos que permiten entretenimiento y la realización de determinadas tareas. Y tienen un código que les hace funcionar correctamente.
Celica se quedó petrificada.
—¡Oh! No habré pillado mucho, pero no puedo negar que son impresionantes las maravillas de vuestro mundo. Habéis avanzado muchísimo.
—Es lo suyo, right? —Dijo Mari.
A partir de entonces las chicas se metieron en asuntos propios, en los que no quise participar. Me volví a mi secretaria y su lugarteniente, dado que estaban al margen.
—Saki. ¿Cómo va todo? —Dije formalmente.
—Ah, Pablo. Todo ha ido bien hoy, excepto por lo ocurrido con Nozomi y Clarisse.
—Espero que mi actuación… Haya…
—No pasa nada. Entiendo que no sepas luchar de momento. Y creo que has hecho bien en no comenzar un ataque. Al menos todo esto ha acabado bien y no se ha descontrolado.
—Tranquilo Pablo —Me consoló Sara—. Mañana te entregaremos en el arte del combate. Pero antes disfruta de la comida y de un buen descanso. Mañana a las 9:00 te esperamos en la oficina militar. ¡No te olvides del desayuno!
—Entendido, Sara. —Dije sonriendo—. No os fallaré.
Me acabé la comida y esperé a mis amigas. Estábamos paseando yo y toda la pesca de la mesa afuera a charlar cuando empecé a oír gritos en el ala al lado de la montaña. Al acercarnos vimos a lo lejos que una chica estaba sentada en uno de los bancos que había en el precipicio del monte en cuyo valle se asentaba la INCRAN. Estaba cayendo la noche. El Sol yacía por la mitad en las entrañas del mar.
–This can't be… ¿Qué hace Yoshiko ahí fuera? —Gritó Mari histérica— ¡Podría haber una Tormenta Estelar!
Sé que soy un tipo bastante miedica en estas situaciones, pero por esta vez, pensando que no había peligro, me lancé a salir del territorio y a subir el andamio hasta el mirador del monte. Antes de salir por poco me chocaba con Daraen Chica con unos cuantos papeles.
—¡Comandante, espera! —Me avisó desde la distancia— ¡Está previsto que se produzca una tormenta dentro de nada y…!
Le hice caso omiso. Subí a toda máquina cuando me la encontré.
Yoshiko, otra de las idols de Aqours.
Estaba sentada tranquila en un banco de madera de cerezo, disfrutando del momento. Todo normal, salvo porque tenía círculos mágicos en las manos. El ambiente era terroríficamente apacible: la calma antes de la tormenta.
Abrió sus ojos color malva y me miró. Debido probablemente a los círculos, sus iris tenían una fosforescencia tan sensu… Digo, hermosa.
—¿Algún problema, pequeño mortal? —Preguntó con un tono grave, como si imitase la voz de Maléfica.
Me senté a su lado como si me hubiera olvidado el peligro.
—No, nada. Simplemente quería avisarte para que vuelvas con nosotros cuanto antes.
Hubo una pausa larga antes de que Yoshiko abriera otra vez la boca. Debía estar muy concentrada, mientras que mis piernas temblaban otra vez del nerviosismo.
–Je je je… Tranquilízate, pequeño demonio, solo estoy…
La calma terminó sin apenas acabar la frase.
Empezó a levantarse viento, que levantó su pelo de color añil oscuro, aún perdida en su tarea mágica. Pensé por un momento que iba a llover, y no tolero en absoluto la ropa mojada, así que me dieron aún más ganas de correr. Pero el cielo estrellado estaba despejado. ¿Entonces…?
Ocurrió un fenómeno imposible en las alturas.
Las estrellas empezaron a formar sendos círculos, como sacadas de ese tipo de fotografías del cielo, en cuyos centros se acumulaba, no sé. ¿Energía, electricidad, éter?
—¡No puede ser! —Gritó Yoshiko, ya con su voz normal, tras deshacer los círculos mágicos—. ¡No tenemos tiempo que perder, hay que entrar en la INCRAN!
—¡Eso estaba dicien…!
Me callé, asentí con la cabeza y eché a bajar a toda pastilla por las escaleras, ya sin mediar palabra. Estuve tan absorto por el extraño cielo que no me había fijado en la INCRAN, en la cual se estaba formando un campo de fuerza con forma semiesférica. ¿Qué rayos va a pasar en el CrossWorld? Afortunadamente había corrido lo suficientemente rápido como para colarme en la cúpula. La idol mágica me pisaba los talones a duras penas, y el campo casi se había cerrado cuando improvisó con magia un agujero en el tejido eléctrico del campo. Pudo colarse, pero se atascó, haciendo que la mitad de su cuerpo estuviera expuesta a la intemperie. Sin pensárselo 2 veces tiré de ella con todas mis fuerzas y caímos al suelo, ya a salvo.
—¿Estás bien, Yoshiko?
—¿Cómo osas…? No, espera.
Una vez me levanté, ví los horrores de la Tormenta Estelar.
Los círculos del cielo estaban dispararon rayos como potentes láseres apuntando aleatoriamente al suelo. Algunos caían sobre la cúpula que nos protegía, anulándolos. Pensé en los pobres animales del exterior, expuestos a esos rayos. Mientras contemplaba la caída de rayos cósmicos; Saki, seguida de un enorme pelotón de chicas, corrió hacia nosotros para asegurar que estábamos bien.
—Esta vez… —Murmuró la directora mientras recuperaba el aliento—. Sí que podemos afirmar que has salvado una vida. Estamos en deuda contigo… Por convertirte en nuestro comandante.
—No pareces un mortal cualquiera, Pablo. Yo, Yohane, el ángel caído, te estoy agradecida —Dijo sonriente la idol que acababa de salvar.
—Muchísimas gracias, chicas… Pero ahora necesito 8 horas de sueño. Mañana tengo mucho que hacer.