Dormí bien en mi nuevo cuarto, aún pese a las luces producidas por los rayos cósmicos de la Tormenta Estelar. Soñé, además, con las texturas del mundo real. Sueños extraños y aleatorios,pero nunca pesadillas. Ahí va un dato curioso: gracias a un sueño me enamoré de Maki; de otro modo quizás no me hubiese interesado tanto. Y creo que es la única vez que recuerdo haber visto a ese tipo de muchachas oníricamente. De hecho, juraría que las instalaciones de la INCRAN, incluso el mar y las carreteras desiertas… Las había visto en dicho sueño. Sí, y también la aparición de Maki en una pantalla gigante (donde oníricamente me pedía una cita). Qué extraña coincidencia…
Me despertó un despertador que ya había sido programado antes de que llegara. Eran las 7:15, y, justo cuando me dí cuenta de que seguía en el CrossWorld, me acordé de que Sara me esperaría en la oficina militar a las 9:00.
Tan solo en los hoteles me daba duchas por la mañana, así que decidí probar el hidromasaje y esas cosas tan chulas de las duchas de calidad. Entre tanto, medité acerca de mis nuevas amistades.
“Debo tener cuidado de no relacionarme en plan para ligar, sino para cultivar estas relaciones amistosas durante cuestión de meses hasta que, en definitiva, consiga que alguna chica me dejara besarla en los labios.
Besar…
Siempre he querido experimentarlo. Sentir esa euforia que sólo se produce en la boca. Besar a una chica hermosa.
¿Por qué nunca he podido alcanzar a hacerlo? Porque nunca he conseguido echar novia. Está bien. Algún día la tendré. Es más, no saldré de aquí hasta haberme besado con una de esas chicas anime como mínimo, pero hay que evitar obsesionarse con esa idea, o ellas escaparán de mí, como ocurrió con Ruby.
Pero ella era un caso especial, pues es muy tímida con los chicos como yo, y aunque quería decirle que no iba a ligar directamente con esa pequeña (en su lugar,simplemente quería intentar forjar una relación de amistad con ella), al final creyó que esa era mi intención. No, Mari me dijo ayer varias veces que se encontraba mal, que sin su mejor amiga se sentía sola. ¿Si la encontrásemos, me perdonaría? A lo mejor, de momento, debería sacar lo mejor de mí ante la mirada de sus ojos verdes. Eso haré. Le he causado una buena impresión a su hermana mayor. Seguro que todo irá bien. Conseguiré que alguna sea mi novia, quizás alguna de Love Live, o alguna de Fire Emblem, o… Pero aún es muy pronto. Saldré de aquí y trataré a las demás féminas como amigas, porque son personas como yo. Y yo, como vuestro comandante, no os defraudaré en mi labor”.
Y hasta aquí un fragmento del flujo de pensamientos de mi mente.
Ya una vez fuera decidí llamar a Mari para que me acompañara al desayuno. Sharena y Nozomi también se unieron en la entrada del hotel. Ya en la cafetería me tomé una palmera de chocolate (mi dulce favorito) y una taza de leche con Nesquik (“tradición”, digamos, propia de mi familia). Conseguí sentarme en una pequeña mesa con Dia, en la que también estaban Camilla, de Fire Emblem Fates; y Lucoa, de Kobayashi no Maid Dragon. Sí, ambas eran chicas muy pechugonas, pero como me gustan más los ojos… Y no esa clase de ojos, me refiero a los órganos de la visión.
—Ohayo gozaimasu! —Me saludó Dia sonriente—. ¿Está usted bien?
—Buenas Dia. Sí, todo bien, aún pese a lo que pasó con Yoshiko.
—No, señor. Hizo un gran trabajo salvándola. Te estoy muy agradecida por salvar a una de mis amigas de mi mundo. No sé qué habría sido de ella de no ser por tu ayuda —Sí, habéis leído bien. Por un momento estaba tuteándome.
—De nada. Sé que soy una persona bastante cobardica en ese tipo de asuntos. De hecho no sé lo que es luchar de verdad, porque hasta entonces sólo lo he hecho en videojuegos.
—Ya veo… ¿Y qué armas aprenderá a usar? Yo me especializo en katanas dobles, y si te soy sincera, me gusta más combatir que ser idol, porque, como quizás sabrás, perdí una apuesta contra Chika, y ahora estoy aquí… –Bajó la voz un poco mientras se entristeció—. Que tozuda que fui. Ojalá no…
–Sí, lo sabía, aunque no sé cómo ocurrió exactamente. Yo uso los Orbitales Fulgor y una lanza.
—Ah, bien.
—Yo uso mis cartas de tarot a modo de grimorio, y a veces uso un mazo del Duelo de Cartas de Yu-Gi-Oh —Puntuó Nozomi.
—Yo mi Bastón Meteoestrella, cómo sabrás —Dijo Mari, pero su amiga le dedicó una mirada en plan “Ya lo sabía”—. Well… Sólo quería decirle a Pablo el nombre oficial.
—Yo mi Fensalir —Dijo Sharena.
—¡No me…! —Por poco imitaba el meme—. Ah no, que se lo decías a Dia. Perdona.
—No… Bueno, sí. Yo qué sé. Je je…
Camilla entonces se dirigió a nosotros. Su pelo era largo y violáceo; sus ojos de color malva, siendo el ojo izquierdo tapado por un mechón.
—Anda, el nuevo comandante Pablo… —Dijo con cierta sensualidad en su voz—. Un placer conocerte, ricura. Soy Camilla, princesa de Nohr.
—Anda. Esto… No sé qué decir…
—Siendo una princesa tan popular seguro que no podías evitar quedarte de piedra… Ante mi belleza. (…) Ah, esta diva a mi lado es Lucoa.
—Hola. —La chica dragón se inclinó, tal y como los japoneses saludan—. Un placer, Pablo.
Su pelo, sobre el cual tenía una gorra rosa, era rubio con las puntas de un gradiente entre verde y celeste. Por desgracia para mí, no abría mucho los ojos, pero sabía que tenían heterocromía: el ojo izquierdo era morado con la pupila dorada, el derecho era verde con la pupila negra. Que pena que sólo podía contemplar momentáneamente el magnetismo de aquellos preciosos ojos…
—Algún día tienes que presentarme a Kanna y a Tohru, Lucoa. Y Camilla, a ver si me presentas a Elise.
—¡Vale! —Dijeron las dos al unísono.
El resto de mis amigas se quedaron de piedra tras soltar todos esos nombres.
Tras el desayuno, Dia me volvió a hablar.
—Ah, Pablo. He hablado con Ruby, y en efecto: cuando la llamé ayer se sentía bastante mal. Ya le he convencido de que no eres mala persona ni tienes malas intenciones, mas no tiene todavía el coraje para hablarte.
Bastó solo aquellas palabras para alegrarme el día.
—Me alegra sobremaneras oír eso. Y… ¿Cómo es que no ha asistido al desayuno?
—Te explico. En las Tormentas Estelares mi hermana casi siempre sufre insomnio, aún pese a dormir con las cortinas echadas. De forma que en estos momentos ya se estará levantando. Iré ahora con ella.
—Pobrecita. Y bueno, que te vaya bien.
—Igualmente, comandante. —Acto seguido me guiñó un ojo.
Tras una pausa contemplativa, afirmé:
—Que buena persona que es.
—Sí… –Aprobó Mari sin estar segura—. Pero antes no era así.
—¿Cómo?
—Era la encargada del consejo de estudiantes, y rechazó en un principio las plegarias de Chika Takami, la artífice de nuestro grupo.
—Hmmm… En tal caso Dia se parece un poco a Eli Ayase, que también era la encargada del consejo de estudiantes de nuestro instituto —Afirmó Nozomi—. Y esto lo sé porque ERA su subordinada.
—Pero ella no ha llegado todavía aquí al CrossWorld, al igual que Chika.
—Ya, y tampoco está aquí Honoka, la que nos promovió a convertirnos en School Idols. De no ser por ella… —Nozomi dejó la respuesta al aire.
Mari se entristeció un poco. Iba a revelar algo gordo.
—Por no decir que vosotras fuisteis la inspiración para convertirnos en las Aqours. Incluso Dia os trata como si fueseis diosas. Lo sabía todo sobre vosotras.
Nozomi y yo nos sorprendimos sobremaneras.
—¡¡¡Asombroso!!! —Dije.
—¿C-cómo es que no me lo habías dicho antes?
—Me habría gustado hacer esta revelación que acabo de hacer cuando estuviésemos todas juntas. Cualquiera de mis otras amigas habría hecho lo mismo. Pero creo que Pablo debía conocer ese detalle, ya que me lo preguntó ayer.
—Oye, no tenías por qué revelarlo… Si no querías —Dije.
Aquella frase mía reconfortó a la idol de Aqours.
—No pasa nada. Tenía ganas de desahogarme. No podía seguir reteniendo ese secreto en mi cabeza. Gracias por escucharme. —Sus ojos verdes refulgieron con intensidad.
—Mari… —Murmuré
—Mari-san… —Murmuró Nozomi. Hasta entonces no me había fijado en que muchas veces las chicas de Love Live (mejor dicho, prácticamente todos los usuarios de habla japonesa) se llaman entre sí con sus nombres acabados en “chan”, “san” (como es el caso), o “kun” para los hombres. En fin, algo común en Japón.
Sharena no intervino en aquella conversación sobre Love Live, seguramente porque no estaba enterada en absoluto por causas más que evidentes.
Tras esta, nos dirigimos a la oficina militar, que básicamente era una zona de entrenamiento para armas cuerpo a cuerpo. Mari se separó de nosotros porque debía practicar equitación, y Nozomi se fue al Aulario para asistir a clases destinadas a la enseñanza de artes mágicas varias. Me pregunté si Cecilia, de Fire Emblem: The Binding Blade, sería profesora de magia, teniendo en cuenta que formó parte del público de mi reunión de bienvenida y enseñó todo lo que sabía en la materia a Lilina, hija de Hector que en teoría debería estar aquí. Sharena me acompañó para que me ayudase con mi entrenamiento para lanceros novatos.
Pasé adentro del edificio, donde me esperaba Sara. Sí, me sorprendió que Saki no se presentara. Aunque ahora que lo pienso, he de suponer que estará ocupando otro puesto para entonces. En fin, no importa mucho.
Había unas instalaciones cuanto menos interesantes, aunque más bien parecía un gimnasio. Había muñecos de prácticas, iguales al que usaba ayer Mikasa para entrenar con katanas dobles, sacos de boxeo y aparatos de gimnasia.
Pero lo mejor estaba en la planta superior.
Un futurista simulador de batalla por hologramas de tecnología punta dividido en 8 partes, donde mejor se entrenaba la peña. Me recordaba a uno que había en el anime de Inazuma Eleven Go Galaxy, el del tren ese que llevaba al equipo de Arion Sherwind a otros planetas. La diferencia es que no generaba sensaciones en los órganos de los sentidos, así que entrenar no era doloroso ni por asomo. Sara me hizo pasar junto con Sharena a una de las cabinas de simulación.
—Asombroso. ¿Qué pensaste cuando llegaste hasta aquí por primera vez, Sharena?
—Sinceramente, me quedé sin palabras. Es lo más alucinante que he visto para entrenar. ¡Ya lo verás!
Tenía mi lanza hierro a mis espaldas. No era especialmente pesada, por fortuna.
—Muy bien, comandante —Anunció Sara mientras me miraba fijamente—. Esta es nuestra sala de entrenamiento por excelencia. A través de esta tecnología de vanguardia podemos recrear cualquier batalla y sin necesidad de sufrir dolor alguno.
Eso era justo lo que necesitaba. Hago lo que puedo con tal de no sufrirlo, aunque muchas veces me haya sido inevitable. Y ni siquiera era capaz de dañar, al menos con fuerza, a alguien salvo que me cabrease por completo y lo considerase mi enemigo. Aún así os lo advierto: no tengo piedad contra el enemigo. Afortunadamente todas estas chicas son tan buenas de corazón (salvo excepciones como Clarisse) que a priori nunca jamás trataría de hacerles daño. Al contrario, haré lo que sea para protegerlas, y por ello pensaba aprender el arte del combate real.
—¡Pablooo! —Gritó mi mentora para sacarme de mis pensamientos, otra vez.
—¡Ay! Lo siento mucho. Es que…
—No debería ser tan dura, pero menos hablar y más combate —Reprendió con cierta calma—. Pero primero dejaré que Sharena te enseñe lo básico y ya pasamos a una simulación. ¿Entendido?
—Sí, Sara.
—Bien —Sonrió—. Continúa, princesa.
A pesar del título, no parecía hacerle gustado mucho la forma en que la lugarteniente llamó a mi amiga, a juzgar por su mirada. Pero hizo como si no hubiera dicho nada.
—Vale. ¿Sabes cómo sujetar una lanza?
Desenfundé mi lanza y la sujeté como hacían los personajes de Fire Emblem.
—¡Genial! Ya te haces a la idea y todo —Puso cara seria cuando acabó la frase. Sé lo que significaba—. Ahora prepárate…
Sara ya estaba en una cabina de mandos que controlaba las zonas de simulación. Con unos cuantos botones mandó una instrucción a las máquinas para generar un monstruo holográfico. Un lich del Fire Emblem Echoes.
La princesa de Askr me enseñó entonces a usar la lanza, además de sus ataques más básicos. Es curioso que, pese a ser un holograma, el monstruo reaccionaba a mis puntadas. Para la piel no había más que aire, mas con la lanza notaba las carnes de mi rival de entrenamiento como si fueran de verdad. Un extraño comportamiento magnético, quizás imposible en el mundo real.
Un par de horas después ya sabía todo lo básico. Había aprendido rápido; tan solo flanqueaba en temas de esquive en plan rodar por el suelo, que de momento podía compensar con mi buena velocidad al correr… Salvo porque no era muy ducho en resistencia.
Me dejaron 15 minutos de descanso antes de pasar a la siguiente fase de mi entrenamiento. 15 minutos que aproveché para ver a mi querida amiga Mari.
El entrenamiento ecuestre se realizaba en la playa justo enfrente de la INCRAN, y por suerte también estaban haciendo descanso.
—Over here, Pablo! —Gritó la chica desde la distancia. El corcel que montaba era de un color grisáceo, y galopó hasta que se paró a un metro de mí—. ¿Qué tal tu trabajo?
—Genial. He estado entrenando con la lanza.
—Yo… Well, es evidente, pero he estado practicando equitación.
—Ajá… ¿Y ahora que tienes programado hacer?
Mari puso el dedo en la sien.
—O entreno ahora cuando acabe para el combate o me voy a hacer prácticas de idol. —La chica sonrió ampliamente. Que guapa era cuando lo hacía—. Total, me alegro de que tengamos un horario flexible.
—Genial. —Apremié.
Mientras hablábamos, me fijé en las jinetes. No había muchas, y salvo Mari todas eran de Fire Emblem. Había desde lo que consideraríamos como la clase jinete a trovadoras: Elise, Clarine, Olwen, L’arachel, Peri… Las capitaneaba Titania, una paladín de Path of Radiance y su secuela Radiant Dawn, pero esa era su versión más joven, la de Path of Radiance, la misma que en Heroes. Esta se acercó, mientras que sus camaradas se quedaron donde estaba.
—¡Saludos, comandante! —Titania tenía una voz más grave de lo que esperaba.
Era pelirroja, con pelo largo y una coleta. Se lo solían remarcar en su juego. Sus ojos eran verdes, de un verde esmeralda precioso, que hacían juego con su Hacha Esmeralda, traída también de FEH. No estaba nada mal, pero creo que es demasiado mayor para mí.
—Un placer conocerte, Titania.
—Me sorprende que no haya aquí una sola fémina cuyo nombre no conozcas, Pablo. A lo que íbamos, espero mucho de tí. Sigue haciendo tu trabajo como es debido.
—Cuente con ello, mi señora. —Nunca pensé que acabaría llamando a alguien como tal.
—¡Estoy segura de que Pablo será el mejor comandante de la INCRAN! —Exclamó la idol de Aqours.
—Gracias. Viniendo de tí te lo agradezco profundamente, pero tampoco es para tanto. Aún tengo mucho que aprender.
—Y bien —Titania se volvió hacia mí para proseguir—. Te recomendaría continuar con tu entrenamiento, dada tu falta de experiencia.
—Y así será —Me volví con Mari—. Nos veremos más tarde, pues.
—Ale, goodbye. Sigue así.
—Ya nos veremos —Me despidió Titania—. ¡Chicas, volvamos con lo nuestro!
Volví a las instalaciones para continuar con mi labor, esta vez en el campo de tiro.
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