viernes, 4 de agosto de 2017

Harem Crossover no Kōkō | Capítulo 5 - Tormenta Estelar

¿Hubo, si acaso, relleno en el capítulo anterior? Sé que los hechos han sido muy mediocres, pero bueno. Los hechos son hechos, y la vida no siempre ha tenido episodios emocionantes. En fin, trataré de no marcarme un Naruto… Ahora preparaos para algo mejor. (A ver si estoy llamando “relleno” a lo que no es…)
Quedaba poco para la cena y Mari iba a presentarme a Nozomi. Se refería a ella como alguien temida, pero parece que las tornas se han invertido. ¿Alguien estaba atacándola? ¿Había un enemigo?
Tras pensar: “Espero que esto no te moleste cuando haga esto…”, abrí la puerta de bruces.
Vimos el paradero.
A Nozomi la estaba apretujando Clarisse de Fire Emblem: New Mystery of the Emblem, y no en cualquier parte.
Lo hacía en sus… (Por los dioses, espero no sonar mal) Tetas.
Mis piernas no respondían: me quedé paralizado. Clarisse era una de las chicas de Fire Emblem que peor me caía. Y con razón. Será rubia y con los ojos entre violáceos y azulados, pero por dentro esta tiradora era lo más feo y desagradable que haya visto en una fémina de la saga.
¿Qué podía hacer contra ella?
—¡Eh, tú! ¿A tí no te han enseñado a no entrar en el cuarto de las chicas sin permiso?
Sus palabras me hirieron como cuchillas. Dí un paso atrás. Podía en cualquier momento dispararme con su arco, viendo que lo tenía enfundado. No iba a permitir herir a nadie. "¿Y si llamo a Saki?—Pensé—  Ella es la superior, y seguro que podría arreglar el asunto. Pero podría descubrir mis intenciones y acabar conmigo por ello". Entonces los temores nublaron mi mente: “No… Quiero morir… Tengo miedo a la muerte.”.
—¡Comandante, ayúdame!
—¡D-déjala, Clarisse! —Improvisé de inmediato.
—¡Ja! Claro. Ella va a pagar caro por lo que me ha hecho. ¡Me ha hecho esto! Y ahora, ojo por ojo, diente por diente. –Entonces apretó los pechos de su presa con más fuerza.
—¡Noooo! —Gritó la idol de dolor.
Miré atrás y no ví a Mari. ¿Se habrá puesto a salvo? Pero en un momento apareció con mis Orbitales Fulgor. Me los dió sigilosamente, fuera del alcance de la visión de la malvada. Afortunadamente no sabía que me acompañaba.
Me acerqué con mucha cautela a las dos chicas, ya armado.
—No me hagas h-herirte. —Balbuceé.
—No me hagas reír, mocoso. Estamos en el mismo bando. Solo quiero saldar cuentas.
—Saki no permitiría semejante… —Dejé la frase sin acabar.
Entonces ocurrió justo lo que temía.
Soltó a la pobre idol, desenfundó su arco y me apuntó con él. Lo único que podía hacer era improvisar un escudo con los Orbitales.
Creía que todo iba a peor, sin embargo…
Una chica que no identifiqué estaba viendo detrás de nosotros la peligrosa situación. Y sus pies no rozaban el suelo. Sentí inmediatamente después una especie de viento gélido, seguido del sonido que hace el hielo al extenderse.
Era Granizia. Había congelado, literalmente, a la perversa tipa con sus poderes. Nozomi aprovechó para escapar de su captora, no sin antes coger la llave de su cuarto. Yo, Mari y la Yo-Kai de la Tribu Guapo escapamos tras sus pasos.
—Comandante Pablo, gracias por salvarme. —Agradeció Nozomi ya cuando pasó el peligro—. Soy Nozomi, por cierto, de las µ's. Tuve una discusión con esa tal Clarisse y tras hacerle… Eso, al final me devolvió la jugada pero más dolorosamente.
El pelo de Nozomi era de un morado oscuro, con largas coletas a ambos lados del cabello. Sus ojos eran verdes, del mismo verde azulado que los iris de Ruby y Dia; solo que, a diferencia del resto de sus amigas de su anime, tenía unas pupilas más dilatadas. Tan dilatadas que podía verme perfectamente reflejado en ellas. So gorgeous…
—Un placer conocerte, Nozomi —Iba a decir que yo no había hecho nada para ponerla a salvo, pero preferí callarme—. Eres… Mi idol favorita de tu grupo.
El brillo de sus ojos orbitó alrededor de las pupilas como cometas a punto de ser engullidos por un agujero negro.
—¡Me halagan tus palabras!
A mis espaldas sentí el toque frío de una mano.
—¡Buenas Pablo! Me llamo Granizia y, bueno, acabo de salvarte la vida de Clarisse.
—¡Pero si es mi Yo-Kai favorito! —Exclamé. Casi me daban ganas de abrazarla.
—¿De veras? ¡Qué bien!
—Sí. Y es curioso que pueda verte sin necesidad del Yo-Kai Watch.
—Mmmmm. Será que en el CrossWorld no nos podemos ocultar. Ji ji ji.
—Y bien, chicas. ¿Podemos ir a cenar ya? —Sugirió Mari.
—Por mí perfecto. —Dije—. Menudo día llevo.
—Ah, y aquí tienes tu llave electrónica. So sorry… Siento habértela cogido prestado, friend.

La cafetería estaba conectada al hotel, como los de toda la vida del siglo XXI. Tenía buffet libre y todo, repleta de gastronomía internacional variopinta, incluso había comida japonesa como ramen o bolas de arroz (lo más normal del mundo si tu vida ahora es un anime). Y las camareras eran maids, entre las que se incluían Chino Kafuu de Gochiusa y sus amigas, Kotori de Love Live, Rem y Ram de Re:Zero… Aunque, si había buffet libre, ¿Cuál era el cometido de las maids? Me cogí un par de quesadillas de un mostrador con comida mexicana y tomates varios. Me encantan los tomates, más incluso que la lechuga. Seguro que Leo de Fire Emblem Fates los comería todos los días.
Me senté junto con todas mis acompañantes. Nico y Maki se sentaron junto con Nozomi. Sharena se acercó también a nuestra mesa, al igual que Delthea, Mae y Celica del Echoes. Dia se pasó a saludarme formalmente como probablemente sería habitual, mientras que Ruby me miró enfadada por lo que le hice; así que, para mi desgracia, se sentaron en otra mesa. Incluso se unieron a nuestra mesa Saki y Sara. “¡Menudo crossover se ha formado en las entrañas de la INCRAN!”, pensé.
Kotori se acercó y reabasteció nuestros vasos de agua. Ya veo… Las maids están para asuntos de bebidas.
Fue en ese instante cuando al verla charlar junto con las otras tres chicas de las µ's, me dió pena que les faltará la compañía de las 5 restantes.
Mientras pensaba (me había quedado callado desde que me senté), Celica alzó la voz.
—¡Hey, comandante! —Exclamó para sacarme de mis pensamientos.
—Aaah, Celica. Y también tu mejor amiga Mae.
—Oh. ¡Sabe mi nombre! —Se alegró Mae. —Y bien, ¿Cómo te sientes como nuestro general?
—Yo, pues…
—Hmmm, creo que es todavía pronto para que opine. —Dijo la princesa zofiana.
Una adorable voz surgió a mi derecha.
—Oye, ¿sabes cocinar? —Aventuró Nico.
—No, la verdad. Lo siento… Pero sé programar un poco en C++ —Bromeé.
—A mí no me van esos rollos de la informática —Fue entonces cuando me fijé en que la voz le había cambiado tan pronto como cambió de tono— Yo solamente quiero ser la idol más…
–¡Nico! Ni se te ocurra montar tu numerito ahora —Regañó Maki. A continuación se dirigió a mí—. Perdona por esto, Pablo. Soy Maki, de las µ's.
Maki era pelirroja. En cuanto a sus ojos…
—Ah. Una de mis favoritas. De las pocas chicas de ojos violáceos que me gustan.
—¿En serio? —Dijo confundida para luego ponerse en modo tsudere—. ¿Tienen algo de malo las chicas con ojos como los míos?
—¿Qué? Nooo, que va —Sentí cómo me salía la gota de sudor esa de los animes.
—Disculpad mi ignorancia pero… —Interrumpió Celica—. ¿Qué es eso de la “programación”? ¿Y qué son las “idols”?
—Retweet —Dijo Mae. Tan pronto como lo dijo se hizo el silencio en la mesa—. ¿Qué pasa? ¡He oído que aquí lo dicen para apoyar una moción informalmente!
—Ah, cierto. En Valentia no hay nada de eso que tenemos en el siglo XXI —Afirmé.
La siguiente respuesta que oí dejó constancia de que cierta persona ya estaba acostumbrada al siglo XXI: Delthea.
—A ver, las idols son chicas jóvenes (de mi edad), como mitad bailarinas, mitad cantantes y que luchan por la fama y por la gloria para que les contraten… Esto… Personas poderosas en la industria de la música.
—En realidad… Nuestro objetivo como School Idols era simplemente triunfar en el Love Live y alcanzar la fama. Y, de hecho, nosotras lo conseguimos —Corrigió Nico.
—¿Y todo eso existe? —Preguntó la princesa.
—La experta en el tema ha hablado —Contestó Mari
—No sabía que aquí estuvieseis tan al tanto del entretenimiento. Es como la utopía que la Madre Mila añoraba. —Dirigiéndose a mí—. ¿Y sobre la programación?
—Bueeeeno… Va de ordenadores, ya sabes: artefactos que permiten entretenimiento y la realización de determinadas tareas. Y tienen un código que les hace funcionar correctamente.
Celica se quedó petrificada.
—¡Oh! No habré pillado mucho, pero no puedo negar que son impresionantes las maravillas de vuestro mundo. Habéis avanzado muchísimo.
—Es lo suyo, right? —Dijo Mari.
A partir de entonces las chicas se metieron en asuntos propios, en los que no quise participar. Me volví a mi secretaria y su lugarteniente, dado que estaban al margen.
—Saki. ¿Cómo va todo? —Dije formalmente.
—Ah, Pablo. Todo ha ido bien hoy, excepto por lo ocurrido con Nozomi y Clarisse.
—Espero que mi actuación… Haya…
—No pasa nada. Entiendo que no sepas luchar de momento. Y creo que has hecho bien en no comenzar un ataque. Al menos todo esto ha acabado bien y no se ha descontrolado.
—Tranquilo Pablo —Me consoló Sara—. Mañana te entregaremos en el arte del combate. Pero antes disfruta de la comida y de un buen descanso. Mañana a las 9:00 te esperamos en la oficina militar. ¡No te olvides del desayuno!
—Entendido, Sara. —Dije sonriendo—. No os fallaré.
Me acabé la comida y esperé a mis amigas. Estábamos paseando yo y toda la pesca de la mesa afuera a charlar cuando empecé a oír gritos en el ala al lado de la montaña. Al acercarnos vimos a lo lejos que una chica estaba sentada en uno de los bancos que había en el precipicio del monte en cuyo valle se asentaba la INCRAN. Estaba cayendo la noche. El Sol yacía por la mitad en las entrañas del mar.
–This can't be… ¿Qué hace Yoshiko ahí fuera? —Gritó Mari histérica— ¡Podría haber una Tormenta Estelar!
Sé que soy un tipo bastante miedica en estas situaciones, pero por esta vez, pensando que no había peligro, me lancé a salir del territorio y a subir el andamio hasta el mirador del monte. Antes de salir por poco me chocaba con Daraen Chica con unos cuantos papeles.
—¡Comandante, espera! —Me avisó desde la distancia— ¡Está previsto que se produzca una tormenta dentro de nada y…!
Le hice caso omiso. Subí a toda máquina cuando me la encontré.
Yoshiko, otra de las idols de Aqours.
Estaba sentada tranquila en un banco de madera de cerezo, disfrutando del momento. Todo normal, salvo porque tenía círculos mágicos en las manos. El ambiente era terroríficamente apacible: la calma antes de la tormenta.
Abrió sus ojos color malva y me miró. Debido probablemente a los círculos, sus iris tenían una fosforescencia tan sensu… Digo, hermosa.
—¿Algún problema, pequeño mortal? —Preguntó con un tono grave, como si imitase la voz de Maléfica.
Me senté a su lado como si me hubiera olvidado el peligro.
—No, nada. Simplemente quería avisarte para que vuelvas con nosotros cuanto antes.
Hubo una pausa larga antes de que Yoshiko abriera otra vez la boca. Debía estar muy concentrada, mientras que mis piernas temblaban otra vez del nerviosismo.
–Je je je… Tranquilízate, pequeño demonio, solo estoy…
La calma terminó sin apenas acabar la frase.
Empezó a levantarse viento, que levantó su pelo de color añil oscuro, aún perdida en su tarea mágica. Pensé por un momento que iba a llover, y no tolero en absoluto la ropa mojada, así que me dieron aún más ganas de correr. Pero el cielo estrellado estaba despejado. ¿Entonces…?
Ocurrió un fenómeno imposible en las alturas.
Las estrellas empezaron a formar sendos círculos, como sacadas de ese tipo de fotografías del cielo, en cuyos centros se acumulaba, no sé. ¿Energía, electricidad, éter?
—¡No puede ser! —Gritó Yoshiko, ya con su voz normal, tras deshacer los círculos mágicos—. ¡No tenemos tiempo que perder, hay que entrar en la INCRAN!
—¡Eso estaba dicien…!
Me callé, asentí con la cabeza y eché a bajar a toda pastilla por las escaleras, ya sin mediar palabra. Estuve tan absorto por el extraño cielo que no me había fijado en la INCRAN, en la cual se estaba formando un campo de fuerza con forma semiesférica. ¿Qué rayos va a pasar en el CrossWorld? Afortunadamente había corrido lo suficientemente rápido como para colarme en la cúpula. La idol mágica me pisaba los talones a duras penas, y el campo casi se había cerrado cuando improvisó con magia un agujero en el tejido eléctrico del campo. Pudo colarse, pero se atascó, haciendo que la mitad de su cuerpo estuviera expuesta a la intemperie. Sin pensárselo 2 veces tiré de ella con todas mis fuerzas y caímos al suelo, ya a salvo.
—¿Estás bien, Yoshiko?
—¿Cómo osas…? No, espera.
Una vez me levanté, ví los horrores de la Tormenta Estelar.
Los círculos del cielo estaban dispararon rayos como potentes láseres apuntando aleatoriamente al suelo. Algunos caían sobre la cúpula que nos protegía, anulándolos. Pensé en los pobres animales del exterior, expuestos a esos rayos. Mientras contemplaba la caída de rayos cósmicos; Saki, seguida de un enorme pelotón de chicas, corrió hacia nosotros para asegurar que estábamos bien.
—Esta vez… —Murmuró la directora mientras recuperaba el aliento—. Sí que podemos afirmar que has salvado una vida. Estamos en deuda contigo… Por convertirte en nuestro comandante.
—No pareces un mortal cualquiera, Pablo. Yo, Yohane, el ángel caído, te estoy agradecida —Dijo sonriente la idol que acababa de salvar.
—Muchísimas gracias, chicas… Pero ahora necesito 8 horas de sueño. Mañana tengo mucho que hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario