lunes, 31 de julio de 2017

Harem Crossover no Kōkō | Capítulo 4 - Una pausa

Si hay algo que detesto de las amistades, es que un día alguien confiase en tí y al siguiente, sin haber hecho nada, te odiase. Más bien, odio la mala fama en todas sus encarnaciones. Yo lo que quiero es llevarme bien con todos y todas (en especial con las chicas, evidentemente), aunque a veces la timidez me lo impida. Tengo un vago recuerdo de una chica del mundo real que me llegó a odiar sin saberlo y sin conocer por qué. A diferencia de ese suceso, sí que reconozco mi error, pero Mari me había tranquilizado hace un momento, diciendo que tan sólo Ruby se sentía mal cuando Dia la llamó. Yo estoy seguro de que es una chica inteligente y que, a diferencia de la otra que he mencionado, existe la posibilidad de que haga las paces y me lleve bien con ella (velaré por que su carácter dulce lo permita). A ver, sobre lo que dijo tajantemente, me gusta un poco, pero tampoco es que sea imperativo que se convierta en mi novia, aunque si fuera el caso no la rechazaría bajo ningún concepto. Nunca he sentido lo que es tener novia, mas CrossWorld me ha ofrecido esa oportunidad con los brazos abiertos, y trataré de aprovecharla a cualquier precio.
Estaba cayendo el atardecer cuando yo y Mari salimos a buscar a Sharena. Las nubes se habían despejado. El mundo tenía esa aura característica de los animes (porque en verdad ahora vivía LITERALMENTE en un anime), incluso había algunas chicas mirando el atardecer justo como hacen en algunos endings. Mientras las veía, me pregunté en voz alta: “¿Qué hora era? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que había despertado?” No sabía ni a qué hora llegué. Miré mi muñeca. Me dí cuenta de que me faltaba material, no sólo un reloj: también un móvil, un dormitorio, música electrónica… Supuse que más tarde Saki me proporcionaría todo eso.
—Son las… Half past six. —Me contestó Mari. —Sobre cuando llegaste, ni idea.
Mi amiga se acercó a Shiro de No Game No Life, la cual estaba absorta con su móvil con una peculiar funda de perro, para preguntar la localización de la chica que buscábamos y nos indicó la fuente.
En efecto, Sharena estaba charlando con Azura, la princesa vallesa de FE Fates, ambas sentadas en la fuente del patio exterior de la entrada. No había tenido tiempo de contemplar la belleza de ambas féminas durante la reunión. Los ojos de Sharena eran tan verdes y brillantes que parecían de clorofila. Los de Azura eran dorados (mi segundo color de ojos favorito) y el reflejo del paisaje en ellos era… Lo que en inglés se conoce como “breathtaking”.
—¡Hey, el nuevo comandante Pablo! —Exclamó Sharena con la misma alegría con la que recibí a Mari—. ¡Tenía ya ganas de conocerte!
—¡Ja! Yo también reaccioné así, or something like that. —Puntuó Mari.
—Vaya, somos afortunadas de tener a alguien como tú, Pablo. —Me dijo Azura mientras me miraba fijamente— Soy…
—Azura, princesa de Valla que pasó su infancia en Hoshido y prima de Corrin. —Dije con tono pedante. Deseé no haberme pasado de la raya—. Me alegro de conoceros.
—Wow, los rumores de que sabes mucho sobre nosotras es completamente cierto. Espero que uses tu sabiduría en nuestro favor.
—Y así será. Cuenta con ello.
Azura asintió.
—Ah, Pablo —Interrumpió la princesa de Askr—. Anna me ha pedido que te fueses a la armería para recibir tu primera arma. Iban a avisarte por los altavoces, pero ya que te he encontrado…
—Parece que ya te has acostumbrado al siglo XXI, ¿no?
—Pues… Diría que sí. Una vez conocí un chico del cual yo era su mayor fan, y provenía de un mundo parecido a este. Me alegro de haber podido verlo con mis propios ojos.
Me gustó aquel comentario en todos los sentidos.
—Si me lo preguntas a mí… Yo no sé. —Dijo Azura.— Aquí tienen armas muy extrañas, como pequeños cañones que funcionan como arcos y matan instantáneamente. —Se refería a las pistolas y otras armas de fuego—. Pero bueno, me gustan los edificios, la gastronomía… Para mí es como estar en un reino extranjero.
—Curioso. Y ya puestos, ¿podríais acompañarme a la armería?
Sharena aceptó, pero Azura preferiría quedarse donde estaba. De modo que me acompañaron a un pequeño edificio parecido a un almacén: la armería. Yo, Sharena y Mari entramos por la puerta ya abierta y me quedé asombrado.
En la armería reposaban tanto armas mágicas como armas tecnológicas, armas blancas y de fuego, casi todas de diseño original. Había espadas, hachas, lanzas, arcos, katanas, naginatas, dagas,  garras, grimorios, pistolas, rifles, ametralladoras, orbitales (de Kid Icarus Uprising), etc. Todo un arsenal impresionante. Ya tenía claro que arma quería.
Anna, Saki y Sara estaban esperándome allí para entregármela.
—¡Comandante, dichosos los ojos! —Dijo Saki. Pensé que era la primera vez que una chica decía esa expresión—. Bien, como sabrás casi todas nosotras debemos defendernos para proteger la INCRAN de nuestros enemigos, y tú, como comandante que eres, no puedes ser menos. Por eso te pido que escojas un estilo de combate. Puedes elegir un arma o dos.
—¿Tienes ya una pensada? —Me preguntó Anna.
La tenía más claro que el agua.
—Elijo los Orbitales Fulgor.
—Buena elección, dude. —Me alentó la idol de Aqours.
Sara fue a buscarlos y me los entregó sin las manos. Los Orbitales Fulgor eran dos esferas azules eléctricas rematadas con unas especies de alas amarillas, con un diseño que recordaba a los artrópodos. Me sorprendía su control: se movían con sólo pensarlo adonde yo lo indicaba, aunque lo hice con cuidado para no electrocutarme bajo ningún concepto. Lo sé, no soy capaz siquiera de tocar una de esas esferas de plasma, pero aún así…
—¡Me encantan!
—Has escogido bien. —Me congratuló Sara—. Los Orbitales de Kid Icarus Uprising son muy fáciles de usar y no precisan mantenimiento alguno. Y lo mejor es que, concretamente, los Orbitales Fulgor pueden funcionar como una fuente de energía eléctrica infinita. Mañana te enseñaremos a utilizarlos con soltura.
—Y bien —Intervino Anna—, antes de que te vayas, ¿quieres alguna otra arma? Es opcional, pero si así lo deseas te recomiendo un arma blanca para las cortas distancias.
—Sí. Quisiera una lanza.
—Oh, en tal caso puedo enseñarte a usarla, Pablo. —Aventuró mi amiga a mi izquierda.
–Por supuesto, Sharena. Total, eres la portadora de la Fensalir.
—¡Ahí le has dado! —Exclamó con suma energía.
Esta vez la lugarteniente de Saki me trajo una lanza de hierro de la sección de armas blancas. No era exactamente la lanza que quería, pero estaba tan emocionado de tener una de verdad entre mis manos que no quise echarle una jarra de agua fría al asunto.
—Wow! Yo… Nunca había tenido una de verdad. A veces en mi casa me emocionaba tanto que llegaba a coger una escoba o fregona para usarla como si de una lanza se tratase.
Todas las chicas se rieron a raíz de mi comentario.
—Está bien comandante —Dijo Saki—. Ya mañana empezaremos tu entrenamiento oficialmente, pero antes… Necesitarás una habitación donde descansar. Acompáñame hasta el hotel de la INCRAN.
Todos nos fuimos al hotel. No estaba mal, pero como esto es un campus tampoco te esperes un hotel de 5 estrellas (no sé si hotel es también la palabra que mejor lo define, pero bueno); aún así, la entrada contaba con puertas automáticas. En el momento en el que entré estaba pensando en lo cariñosas que eran Mari y Sharena. Apenas las había conocido y justo antes de recibir mi cuarto privado me estaban siguiendo allá a donde fuese, sin rechistar. Sobretodo Mari. Espero mucho de ellas en mi nueva vida en el CrossWorld.
En el recibidor estaba trabajando Felicia, una de las criadas de Corrin en Fire Emblem Fates. Tenía pelo rosado recogido en una coleta y ojos azules. Una combinación común en ciertas chicas anime. La saludamos mientras estaba trasteando con un ordenador. Seguramente todavía no sabía manejarlos.
—Vaya, tiene tela usar estos… (…) Anda, Saki. ¿Has traído a nuestro comandante?
—Así es. Simplemente le hemos traído para darle sus aposentos.
—Ajá. —Entonces clavó sus amables ojos de hielo en mí— Tenía ganas de conocerte. Soy Felicia. Normalmente no administro hoteles, pero hoy era mi turno para trabajar aquí. Je je.
—Ah, la criada de Corrin de la Tribu de Hielo de Nohr y hermana de Flora —Dije mientras estrechaba sus frías manos—. Un placer.
—Que no te sorprenda si saca información sobre tí. —Susurró Sara con celosía.
—No, ya lo tenía asumido. Bien…
Saki le indicó la habitación específica para el comandante, o sea, yo. La criada empezó a buscar en la base de datos la habitación que me correspondía, pero parece que ni siquiera era capaz de usar el ratón. No puedo culparla de ello, teniendo en cuenta su origen. Total, que me acerqué y le dí un cursillo básico de informática (nivel básico no, lo siguiente), en un momento, y de paso le enseñé a activar las llaves.
—Ah, gracias Pablo. Me resultan muy raras estas máquinas, y encima como soy una tipa muy torpe…
—Lo sé, y lo entiendo. —Dije con sinceridad.
—Muy amable por tu parte —Y entonces me alargó la mano—. Y bien, aquí tienes la llave, aunque no entiendo cómo es posible que ese trozo de papel duro pueda abrir puertas. —Pensé: “¿Papel duro? Really?”— En cualquier caso, no la pierdas (como hago yo a veces).
Le dí las gracias. A continuación, Saki anunció a mis acompañantes que podían retirarse, por lo que, 2 minutos después, todas se habían separado de mí… A excepción de Mari. Parece que he tenido la suerte de poder dormir justo enfrente de su habitación, mientras que Sharena dormía en un piso superior. Le dí otra vez las gracias por todo a mi compañera, desbloqueé la puerta y entré en mi cuarto.
Quizás por fuera el edificio podría definirse como “mediocre”, pero… Aplíquese la expresión: “No juzgues un libro por su portada”. Mi nuevo cuarto privado parecía sacado de un hotel de 5 estrellas, con una cómoda cama de matrimonio [😏], un escritorio con ordenador portátil, una ducha de esas con hidromasajes y todo…
—Wow! Just… Wow.
Me acosté sobre la cama cual Hawlucha haciendo Plancha Voladora. ¡Qué sábanas! Acto seguido eché un vistazo al escritorio. Me habían dejado un móvil bastante bueno, así como un reloj digital. Sentía una necesidad imperiosa de escuchar música por momentos, así que encendí el ordenador y puse la contraseña escrita en una nota kawaii (¿Cortesía de Saki?). Dicha nota también indicaba los horarios de la cafetería, la zona de piscinas, las de entrenamiento… Sin ir más lejos, pasé la siguiente hora y media descargando música electrónica (mi favorita) hasta que llegó la hora de cenar a las 20:30, un pelín temprano para mi gusto.
Pero no estuve solo.
Hacia las 19:45, Mari llamó mientras buscaba la canción Fever de Skytech, y la dejé entrar.
En serio, que chica tan… Cariñosa y preocupada por mí, y eso que la conocía desde hace unas pocas horas. Estuvimos charlando largo y tendido sobre nuestras vidas, de cómo se sintió ella cuando empezó a servir a la INCRAN, de su arma (una especie de bastón con estrellas en los extremos que lanza cometas al girarlo enérgicamente y que puede funcionar como una especie de escoba propia de las brujas de toda la vida), de sus gustos musicales (le gusta el “rock industrial” o como se llame), de sus relaciones con la peña, y luego está la parte más “fan-service”:
—Ahora, quiero preguntarte una cosa que siempre he querido saber. ¿Os lleváis mal las Aqours y las µ's?
—Mmmm… Very good question. Aquí, sin ir más lejos, no. Somos amigas incluso. De hecho me llevo especialmente bien con Nozomi. Pero no puedo decirte cómo nos llevábamos en nuestro mundo.
—Interesante. ¿De paso podrías presentarme a Nozomi? Es mi favorita de las µ's.
—Yes! Acompáñame para que la conozcas.
Dejé en “stand by” el nuevo ordenador y salí. De no ser por la idol casi me olvido de la tarjeta, mas no monté numeritos. No sé por qué en los hoteles siempre me pasa lo mismo. (¿Eso lo acabo de recordar?).
Echaba un vistazo a la Wiki de Love Live al mismo tiempo que Mari me llevaba al cuarto de Nozomi cuando me advirtió:
—Listen! Hagas lo que hagas, no la hagas enfadar. Pero dado que eres un chico no creo que… —Estaba tan distraído que por poco se me cae el móvil al suelo.
—T-tendré cuidado —Dije con ojos como platos tras reincorporarme.
Estábamos a punto de llamar cuando oímos un grito que se tradujo en un escalofrío. Provenía de las cuerdas vocales de la idol que buscábamos.

martes, 25 de julio de 2017

Harem Crossover no Kōkō | Capítulo 3 - La mente de las School Idols

He de decir que me encanta describir chicas, sobretodo haciendo mucha énfasis en los ojos, cómo ha de ser. Solo lo decía porque os aviso que pienso describir con mayor o menor acierto a cada fémina (aunque no a todas) que me encuentre durante mi estancia en el CrossWorld. Pues eso, quería dejar constancia por si luego… Os molesta. Mis disculpas, pero mi obsesión con los ojos humanos femeninos no tiene límites… Bueno, en realidad algunos sí…
Aprovechando aquella confusión causada por la pequeña Nico, decidí buscar a Mari Ohara antes que a nadie. Era mi principal prioridad. Luego trataría de hablar con Ruby, Nozomi, Sharena, Granizia, Dia, Chino (del anime Gochiusa), su amiga Chiya… En la búsqueda me saludaban casi todas las Waifus y Lolis con las que me cruzaba. Por las prisas solo les decía: “Hola, luego hablamos, ¿vale? ¡Os lo prometo!” y cosas por el estilo.
Finalmente la encontré en un pasillo, cerca de lo que sería su taquilla, hablando con Dia. “Dabuten, dos de mis Waifus favoritas”, pensé. Rápidamente reuní el valor suficiente para hablarlas y, por fin, conseguí mi objetivo.
—Saludos… ¿Por casualidad no sois Mari Ohara y Dia Kurosawa?
Mari se volvió sonriente hacia mí, y era preciosa. Su cabello era rubio y le llegaba a los hombros, sus rasgos faciales divinos, pero sus ojos… Oh, cuán hermosos y dignos de una diosa, de un color entre el verde y el dorado, mas tiraban más hacia el verde. Al verme reflejado en sus pupilas me ruboricé tanto que sentía mi cara roja cual estrella supergigante roja. Me sentía casi eufórico, incluso luché internamente por mantenerme normal. Me daban ganas de correr a toda mecha, como cuando me entraba “Hype”.
—Oh, greetings! Tú has de ser el comandante Pablo. ¿No? —Su voz tenía un marcado acento americano, mas no me importaba en absoluto. Leí que su padre era de trascendencia americo-itálica e incluso que solía vivir en un hotel, también propiedad del padre— En efecto, soy Mari Ohara. Encantadísima de conocerte.
—Kon'nichiwa! —Saludó Dia con una expresión a caballo entre la seriedad y la alegría. Era una chica que hablaba refinada cual noble, y era perfeccionista cual Subaki de Fire Emblem Fates. Ah, y una de las mejores amigas de Mari y la hermana mayor de Ruby Kurosawa— Me congratula que seáis nuestro nuevo comandante. Es un honor luchar en vuestro lado, señor Pablo Pérez.
Dia poseía un largo y liso cabello que le llegaba a la espalda. Tenía un lunar cerca de la comisura izquierda de la boca. Sus ojos eran también preciosos, de un verde azulado que tiraba a verde. Era bastante alta, y me llegaba a una altura ligeramente inferior a la de mis sienes.
—Yo también me alegro mucho de conoceros a vosotras dos. Nunca hubiera imaginado que… Os conocería en persona.
—Ah, así que eres fan de Aqours, aren't you? —Puntuó Mari.
—Sí. Diría que sí, pero nunca he escuchado vuestras canciones. En realidad os conozco de Twitter, de fan-arts vuestros, etc. Y es curioso que habléis español, puesto que vuestro anime nunca ha sido doblado a mi idioma.
—¿Qué? ¿No será que usted, Pablo, está hablando japonés? —Dijo Dia.
—Yo… —Dije contrariado— Si apenas sé japonés, la verdad. Incluso me cuesta a veces leer kanas, y de kanjis ni te cuento… A menos que… —Luego caí en la cuenta del asunto— En tal caso será que lo que estoy diciendo lo estáis oyendo en vuestro idioma natal.
—Pues es algo muy raro. ¿Qué clase de traductor…? —La pregunta de Dia quedó en el aire.
Entonces se me pasó fugazmente una idea que debía aprovechar justo en ese momento. Ahora o nunca.
—Una cosa, Dia. Quisiera conocer a tu hermana pequeña Ruby, si es menester.
—Ah, vale. La llamaré para que os conozca. —Sacó su móvil y envió un mensaje. A partir de entonces se quedó absorta mientras yo charlaba con Mari, pero aún pudo dudar de una cosa— Aunque…
—Pablo, la timidez de Ruby hacia los hombres no conoce límites —Me advirtió Mari—. Puede que incluso no quiera ni hablar contigo.
Eso era EXACTAMENTE lo que me esperaba.
—¿Le pasó algo en la reunión cuando aparecí?
—Pues… No lo sé. Y lo cierto es que últimamente anda de capa caída porque su mejor amiga Hanamaru no ha aparecido en el CrossWorld.
Sentí una pequeña punzada en  el corazón.
—D’oh, que lástima. Pobrecita. (…) Ojalá pudiera hacer algo por ella, pero no puedo.
—Tranquilo. En cualquier momento podría aparecer. Aunque yo también he perdido a una amiga…
—A ver si lo adivino: Kanan.
—Wow! ¡Si que sabes mucho sobre nosotras! —El semblante de la idol se ensombreció tan pronto como se iluminó— Sí, era una amiga de la infancia, al igual que Dia. Y aunque a veces es tozuda, e incluso en una ocasión me jugó una mala pasada, es mi mejor amiga.
—Ya veo. Y bueno, ahora que tengo confianza en tí y viceversa. ¿Harías equipo conmigo si me mandaran a alguna misión?
—Of course! —Levantó los dedos índice y corazón mientras mostraba una radiante sonrisa.
—Y bien, creo que puedo afirmar sin temor que ha sido un placer haberte conocido, Mari.
—¡Igualmente!
En ese momento Dia interrumpió la escena.
—Pablo, me ha dicho que viene de camino para conocerte. Pero que no te sorprenda si no te dice ni pío. O que incluso se esconda.
Asentí con la cabeza. Esperé unos cuantos minutos hasta que apareció, aunque tras verme se ocultó en una esquina. Yo y mis nuevas amigas nos acercamos a la hermana pequeña de Dia.
Ruby Kurosawa era la auténtica razón por la que me interesé en Love Live. Bastó ver una secuencia que me hizo enamorar locamente de ella, en la que la cámara hacía un Zoom desde la cara hasta la pupila de su ojo izquierdo, algo que yo llamo “Eye Zoom”, y lo adoro sobremaneras SOLO cuando lo hacen en una chica (si es en un chico lo detestaría profundamente). En fin, procederé a su descripción. Ella era pelirroja, con dos coletas situadas a ambos lados del cabello. Sus ojos eran iguales a los de su hermana mayor: más verdes que azulados, con la salvedad de que eran ligeramente más grandes, quizás porque Dia los tenía almendrados. Era bajita: 154 cm de estatura, dato que memoricé de la Wiki. Diríase que era una loli (chica anime de baja estatura, generalmente una niña [aunque no tiene por qué tener una edad determinada, porque, por ejemplo, Nowi tiene 1000 años y aun así se considera como tal], que se caracteriza por ser adorable).
Hermosa a la par de encantadora, me gustaba mucho más que Nico Yazawa, y por si fuera poco surgió en mí el deseo de protegerla y de que viviera feliz, solo que… Con los peligros del CrossWorld y sin el apoyo de Hanamaru lo iba a tener difícil. Así que me marqué como primer objetivo recuperar a su mejor amiga a toda costa.
—Ayyyyyyyy. N-no p-p-puedo… —Murmuró Ruby muerta de miedo.
—¡Os lo dije! Aunque es raro que se ponga de esa manera —Me explicó su hermana—. Últimamente ha estado practicando magia con un grimorio personalizado, y el combate cada vez se le da mejor. Creía que ya había superado sus miedos…
—¡Eso n-no es v-v-verdad, Dia! —Sus glándulas lagrimales empezaron a trabajar arduamente, soltando sendas lágrimas. —¡Ruby está m-m-mucho más asustada que c-cuando se hizo idol! ¡Quiero irme a casa!
Odio reconocerlo, pero su actuación me estaba poniendo de los nervios. Me alejé un paso atrás y de nuevo mi dialecto al estilo de Virion se activó:
—Si soy yo el que te molesta, lo siento. No tenía ni tendré la más mínima atención de haceros daño a ninguna de las presentes; por el contrario, quisiera protegeros a vos, mas no tengo experiencia militar de ningún tipo. Así que… Perdóname si mi presencia te molesta. Solo pretendía conocerte. Eres una tipa excelente.
—P-Pablo. T-T-Tú no pareces una… —Hizo una inspiración profunda y dejó de llorar. Por fin recuperó la compostura, aunque seguía apenada— Perdona por hacer que Ruby te haga sentir incómoda, pero… Soy demasiado tímida con los hombres. Hasta entonces mi padre era el único “chico” con el que hablaba.
—Oh, no te preocupes, pequeña. Yo soy todavía más tímido.
Decía la verdad, pero aquella respuesta no le gustó nada a la pelirroja. Rayos, debería haber elegido mejor mis palabras.
—¿Cómo puedes decir eso sí tantas ganas tienes de conocerme? Aunque… Si lo que buscas es apoyarme como idol…
—Esto… Supongo que…
—En realidad no ha escuchado ninguna de nuestras canciones —Intervino Dia. Su respuesta me dió muy mala espina.
—Ah, ¡entonces lo que quieres es ligar conmigo!
—¡¿Qué?! Yo no…
—Lo sabía. ¡Qué sea la última vez que hablas a Ruby! —Una vez que sus palabras me destrozaron el alma, se marchó.
Que desfachatez. Mi primer gran error con las chicas en el INCRAN. Y para colmo con una de mis favoritas. Ya lo decía Gray en Echoes: “Las chicas siempre tienen la última palabra”.
—¡Por los dioses, Dia! ¡Mi primera charla con Ruby, a la mierda! ¡¿Qué has hecho?!
—Yo… No sabía que iba a reaccionar de esa manera. Perdonadme.
—Tranquilo Pablo —Me consoló Mari dándome una palmadita—. Seguro que luego te perdona. Debe de estar afectada por no estar al lado de Hanamaru.
—Pero… ¿Y si me guarda rencor y no me habla jamás? Yo de verdad que no quería causarle una mala impresión.
—Creo que yo también tengo parte de la culpa —Reconoció Dia—. Os ayudaré a saldar cuentas cuando sea menester, comandante. Pero de momento… Probad a entablar amistad con otras chicas.
—Está bien. —Suspiré.
Mari me preguntó si quería conocer a alguna chica en particular. No tardé en pensar mi respuesta: Sharena. Así que nos separamos de Dia y paseamos por las instalaciones de la INCRAN hasta dar con ella, mientras que seguía afectado por lo que le hice a Ruby sin querer.

jueves, 20 de julio de 2017

Harem Crossover no Kōkō | Capítulo 2 - Reunión introductoria

Entre las cosas que diferenciaba la INCRAN (no ICA, como creía) de los institutos de mi país era… Que era una especie de academia militar, pero miles de veces mejor. Solo bastaba ver la ingente cantidad de chicas que ahora me iban a presentar, y probablemente lo amables que iban a ser, pero tampoco iba a confiarme en exceso. Juraría que antes de la llegada a este mundo (cuyo nombre propio todavía desconocía en ese momento) trataba de caerle bien a prácticamente todo el mundo, solo que no siempre lo había conseguido.

Y lo que es peor: era muy tímido.

Lo cierto es que todavía lo sigo siendo, pero como ya más o menos conocía a muchos de los personajes presentes, no sé, me inspiraba un poquito más de confianza para hablar con ellas. Pero bueno, volvamos a donde lo dejamos, que soy experto en enrollarme en mis propios monólogos…

Los altavoces de todo el instituto hicieron correr los avisos de Sara para asistir a mi primera reunión. Tras el anuncio, Anna, Saki y Sara me condujeron hasta el salón de actos sin miramientos. Durante el viajecito reconocí a otra tanda de chicas: Nico (Love Live), Delthea (Fire Emblem Echoes Shadows of Valentia), Mia (Xenoblade Chronicles X), Lylia (Pokémon Sol y Luna)…

De nuevo todas las féminas me miraron como si fuese su héroe supremo, lo cual estaba bien… Pero la verdad esperaba que ellas también supieran defenderse bien en los combates. Será que me gusta que las chicas sean fuertes y luchadoras… Aunque bueno, no les decía nada por cuestiones de timidez, y ellas tampoco me decían nada. Ni siquiera traté de escuchar sus conversaciones.

El salón de actos de la INCRAN se encontraba en el edificio principal, o sea, el aulario. La típica sala de cine de las que me gustan (salvo porque no es técnicamente un cine) con sus butacas escalonadas, su pantalla, su escenario, su ambiente oscuro… Mis superiores me habían llevado a la entrada a los bastidores, así que antes de comenzar eché una ligera ojeada tras una cortina a todas las integrantes del Instituto de un solo vistazo. Estaban agrupadas arbitrariamente, como suele ser habitual, sin clasificarse por universo de origen o algo parecido. Pude comprobar que había una mayoría casi absoluta de chicas de Fire Emblem, pero estaba bastante lejos y no podía ver el escenario con tranquilidad. Justo en ese momento ya estaba la directora en el atril, y me hizo una señal para que… Entrara en escena.

Los murmullos de las chicas se dispararon con mi entrada, algo que comprendía perfectamente: era el único varón de TODA la base.

—¡Orden! —Exclamó Saki. Al poco tiempo se hizo el silencio y comenzó su discurso— Gracias. Hoy es un día especial. El CrossWorld hasta la fecha solo ha acogido chicas provenientes de Universos anime distintos. Pero hoy se ha producido una excepción en toda regla. Por primera vez en la historia de este mundo, un varón ha sido convocado. Demos la bienvenida a Pablo Pérez, nuestro nuevo Comandante.

Saludé con la mano sutilmente; de repente, la sala estalló en aplausos y en “fangirl screams”. Alguna exclamó: “¡Cásate conmigo, Pablo!”, aunque no reconocí la voz, y supuse que lo decía de coña. En cualquier caso, aproveché para fijarme mejor en mi público.

En efecto, había una gran mayoría de chicas de Fire Emblem, al menos en el grupo de los videojuegos. Lissa, Daraen, Lucina, Corrin, Tiki (adulta de 3000 años), Nowi, Azura, Elise, Sakura, Camilla, Hinoka, Hana, Effie, Midori, Faye, Delthea, Celica, Mae, Cecilia, Palla, Catria, Est, Olwen, Clarine, Sanaki, Linde, Julia y… Oh, cómo olvidarme de la increíblemente hermosa Sharena. En fin, demasiadas para contar, y las que he nombrado no son todas las que están.

Ni siquiera me pregunté si se habían acostumbrado al siglo XXI, sino que pasé a buscar a las chicas de Love Live. No estaban las 18, solo estaban la mitad; esto es, 9 de ellas (5 de Aqours y 4 de µ's [se pronuncia Muse, o Myūzu en japonés]), y estaban todas mis favoritas: Ruby, Mari, Nozomi, Dia (se pronuncia Daiya), Maki, Riko, Nico, Yoshiko y Kotori. Ardí en deseos de conocer a las cinco primeras.

Seguí moviendo los globos oculares y reconocí a tantas féminas que mejor me abstengo de decir todos y cada uno de sus nombres. Ya iré nombrando a medida que avancen los hechos. Solo puedo confirmar una cosa: no estaba Palutena, diosa de la luz de Kid Icarus que durante 3 AÑOS fue mi única Waifu. ¿Cómo ha podido ser así? Habría dado cualquier cosa con tal de conocerla en persona, aunque ya no tuviera tanta devoción como antaño.

—Bueno, Pablo. —Prosiguió Saki— Creo que todavía no estás al tanto de lo que está pasando en este mundo, el cual se conoce como CrossWorld. Es un mundo olvidado que fue creado como lugar de reunión entre los Multiversos y…

—¡Me abuuuuuuurro! —Graznó Delthea desde su butaca (debía de estar más que enterada del asunto), y toda la sala se llenó de risas.

—Si me disculpas…

Sara ya estaba activando la pantalla gigante del salón mientras cargaba en su portátil una presentación tipo PowerPoint. Pensé en ese momento que debería sentarme un poco en vez de quedarme plantado como un maniquí delante de los preciosos pares de ojos de todos los colores del círculo cromático que me veían, así que pedí permiso a Anna para acomodarme en la butaca libre más cercana. Encontré un sitio libre entre Sharena, de pelo rubio y penetrantes ojos verdes; y Granizia, una hermosa Yo-Kai femenina humanoide de pelo azul con puntas blanquecinas recogidas en una coleta y ojos verde azulado (¿o azul verdoso?) con pupilas blancas. Ambas me recibieron con una gran sonrisa.

En el insti siempre trataba de sentarme al lado de alguna fémina como fuese, mas no recordaba ejemplos de ese tipo de sucesos. Traté de concentrarme, aunque una parte de mi cerebro deseó mirar los detalles de sus iris con detenimiento… Esto… Olvidad eso.

—No tenemos con claridad y exactitud todos los detalles del asunto, pero puedo confirmar que los dos Multiversos a los que pertenecemos están enfrentándose por separado a un problema del que no estoy autorizada a hablar. —En la pantalla gigante se mostraba una imagen de dos grandes Multiversos (Anime y Videojuegos [¿solo Nintendo o también se incluye… Algo más?]) como pelotas de playa, y en el centro estaba el CrossWorld, donde estábamos—. No sé si nos han librado de una guerra o de una epidemia de zombis, pero de un modo u otro alguien superior, quizás alguna deidad, nos ha apartado de nuestros Universos para llevarnos aquí. Parecía que era un lugar seguro, pero vivimos con peligros como la Tormenta Estelar o los intentos de asedio de enemigos traídos del exterior como, por ejemplo, los temidos Titanes de Attack on Titans o generales enemigas. —Cambió nuevamente la imagen de la pantalla y mostró en la mitad izquierda a un grupo de chicas anime entrenando para un combate, en la otra mitad había una especie de cápsula, parecida a las que usaban en Código Lyoko para acceder al mundo virtual de la serie— Por ello estamos aquí. Nuestro objetivo es intentar acceder a los Multiversos de origen para averiguar qué nos ha traído aquí. Para ello debemos prepararnos para el combate y tratar de encontrar el Anzen Kōdō (安全行動) o Salvoconducto para salir de aquí. Es el de deber de todas… —Me echó una ojeada para corregir la frase— …y todos defendernos, cumplir con nuestra misión y volver a tener una vida digna y segura en los Universos que nos vieron nacer. Gracias.

El público, incluido yo, aplaudió entusiasmado. No es que fuera el mejor discurso del mundo, pero nos había subido la moral… Aunque tenía dudas de si YO serviría para combatir, mas todo iba a llegar a su tiempo, así que aparté mis preocupaciones.

Tras la reunión por fin había llegado el momento de hacer amistades con las chicas. Tan solo esperé a salir de la sala, y allí me esperaban casi todas las féminas. Había tantas que no sabía por dónde empezar, incluso me sentía como cuando iba a un sitio donde no conocía a nadie.

La adorable Delthea fue la primera en hablar. Era hermana pequeña de Luthier, un mago de un pueblo de Zofia, en Valentia. Su pelo era castaño, recogido por una coleta gracias a un lazo amarillos; y los ojos eran también castaños, al igual que los de muchas de las muchachas de Fire Emblem Echoes.

—Vaya, vaya. ¿Este tío es nuestro nuevo jefe? No está mal, nada mal. —Acto seguido me guiñó un ojo.

—Esto… Hola Delthea, un placer. —Dije tratando de no parecer tímido.

—¿Conoces mi nombre? Wow, sí que soy popular.

—¡¿Perdona?! —Intervino Nico Yazawa, idol de Love Live de pelo negro y ojos rojizos. (Nunca pensé que esas dos tuvieran una conversación, al menos en el ámbito de lo canónico…)— ¡Nico es la idol más popular de todas! —Puso los dedos en las sienes. Sabía exactamente lo que iba a hacer— Nico Nico Nii!

Leí que una de las bromas recurrentes de su serie era que todos dejaran de hacer caso a la chica cuando decía que era la idol más popular. Ví que no iba mal encaminado, porque TODO el grupo se dispersó. Lo que faltaba. Yo al menos no me eché atrás, porque me pareció adorable y todo, así que no eché una jarra de agua fría al asunto.

—Bah, no voy a discutir contigo, Nico Nico Nii leches. —Acto seguido la maga echó a correr.

—¡Eh, ven aquí! ¡Vas a arrepentirme de decirme…! —Desde la distancia la idol se dirigió a mí— ¡Ah, un placer conocerte, y que también me conozcas, Pabloooooo! Nico Nico Nii!

—P-pero si yo no… —Suspiré— En fin. En verdad, sí que la conozco.

Y así desapareció, dejándome solo a la entrada del salón de actos. Pero eso iba a cambiar…

sábado, 15 de julio de 2017

Harem Crossover no Kōkō | Capítulo 1 - Llegada al nuevo mundo

Caí en el mismo destino que cierto personaje de Nintendo. Daraen se llamaba.

Justo cuando recobré el conocimiento, como un suceso que marcó un antes y un después, sentí cómo mi cuerpo volaba sobre los cielos. Por un nanosegundo creí que tenía la habilidad para volar, pero al sentirme a merced de la gravedad cambió la cosa, y afortunadamente el leñazo contra el suelo no fue para tanto. Estaba en un bosque en la falda de un monte, el cielo estaba nublado. Mi instinto de friki lo habría relacionado con el Monte Arboleda de Yo-Kai Watch.

Pero había algo especial.

Todo a mi alrededor no tenía, digamos, las texturas del mundo real. Era como si estuviera en una serie de anime de esas que tanto me gustan. Me sorprendía tanto como me asustaba. ¿Qué clase de realidad virtual era esta? Luego comprobé que estaba “físicamente” en el mundo anime, sin ser alguna clase de sueño o alucinación. Me bastó tocar el suelo y sentir también los olores y la humedad del aire.

Antes de seguir sería menester presentarme.

Me llamo Pablo, alias NiosoMAX. Soy un friki de los videojuegos, la tecnología, las chicas de anime y los ojos femeninos, sobretodo los verdes. Mis recuerdos de mi existencia eran claros hasta de desperté. Sabía que había un antes, pero ese antes se convirtió en una niebla espesa. Sin embargo, había otros recuerdos que me eran frescos: los videojuegos que había jugado, las series que había visto y otras que no pero conocía, como numerosos animes que descubrí en cierta red social (la cual era mi principal fuente de imágenes de la galería de mi móvil [Nah, una curiosidad, ya está]), así como datos varios sobre muchos de sus personajes.

Una vez comprobé la estructura interna de mi cabeza, no tuve tiempo ni para pensar dónde y por qué estaba allí cuando ví una figura pelirroja con un hacha.

No tardé en reconocerla.

Por increíble que parezca estaba, ante mis narices, un personaje de estética anime. Se trataba de Anna, del videojuego Fire Emblem Heroes, aunque sabía que tenía muchas hermanas gemelas que aparecían en otros juegos de la saga Fire Emblem.

—Vaya… Saludos. ¿Cómo es posible que haya aparecido… Un chico? –Dijo mientras me asombraba su habla en perfecto castellano, cuando me esperaba que hablara en inglés con su voz de Karen Strassman.

La saludé y, habiéndome olvidado de presentarme ante ella, le pregunté si era realmente quien yo esperaba que fuese. Su cara se llenó de tal asombro cuando de mis cuerdas vocales salieron su nombre y su hacha, la Nóátún, que de hecho esta cayó sobre la hierba del sobresalto.

—Debes de ser un chaval adivino, sobretodo para que sepas mi nombre y el de mi hacha entre otras cosas. ¿Seguro que puedo confiar en tí? O sea, ¿que no eres alguna clase de espía?

Entre los valores que todavía conservaba en ese nuevo mundo se incluía mi benevolencia. Iba desarmado y no tenían la más mínima intención de hacer el mal. Simplemente había jugado al juego donde Anna aparecía, y ahora estaba hablándola cara a cara, cuando personajes como ella no eran de carne y hueso.

Pero NO era el caso.

En este mundo Anna era tan real como yo, y si así fuese, entonces otros personajes ficticios también existirían. Lo que no sabía era si esto era Fire Emblem Heroes o si había personajes de otras sagas de Nintendo (y sí, quería conocer a cuantas más chicas, mejor).

—Pues… Verás, Anna. Me temo que acabo de llegar a este… Mundo.

—¿Cómo es posible? No se ha producido recientemente una Tormenta Estelar… ¿Habrás acabado aquí por algún tipo de portal?

—Mmm… ¿Podría ser? Cuando recobré el conocimiento estaba volando. ¿Sabes?

Anna seguía confusa, pero noté en su mirada cobriza que ya podía confiar en mí.

—Está bien. Bueno, dejemos las dudas. Te llevaré a mi base de operaciones.

—¿El castillo del reino de Askr? –Pregunté con ilusión como un alumno superdotado en la clase, aunque más bien era un fan preguntando a un ídolo.

–En circunstancias normales diría que sí, pero no estamos en Askr, ni siquiera en el universo Fire Emblem.

Aquellos me descolocó, porque nunca pensé que alguien como Anna dijera algo semejante. Sobretodo porque, en mi opinión, la mayoría de esos personajes eran un poco cerrados de mente, así que era muy raro que conociera la Propiedad Intelectual a la que pertenecía.

–Este mundo reúne personajes tanto de videojuegos como de anime. –Siguió, lo que demostraba que está Anna no era, ni de lejos, una cerrada de mente— Y está patas arriba. Pero lo mejor será llevarte ya a nuestra base a que mis contactos te conozcan. Probablemente te lleves una sorpresa… Si tan friki eres.

—¡Nunca pensé que fueras a hablar el mismo idioma que yo, literal y metafóricamente!

La chica soltó una fuerte carcajadas.

–En realidad lo comprendo. ¿Creías que nosotros los de Fire Emblem nunca entenderíamos el siglo XXI? –Guiñó un ojo y le cambió la voz a la inglesa momentáneamente– Not this time, fools! Bueno, ahora sí. Acompáñame.

–Sin problemas.

Andamos por el bosque hasta llegar a un precipicio, bajo el cual se hallaba la base. Y menuda base.

Estaba situada enfrente de una costa situada tras la carretera que daba paso a su entrada. Era enorme, casi diría que se trataba de una Universidad con sus distintos edificios, cada uno con su especialidad (y sí, era digna de la Edad Contemporánea, no como las estructuras que se hallan en los mundos de Fire Emblem). Bajamos la montaña del todo a través de un andamio metálico, cruzamos la desierta carretera y atravesamos la entrada.

Nada más entrar, flipé en colores y me entró mucho “Hype”, más incluso que cuando anunciaban un Nintendo Direct. En el territorio de la base de Anna sólo se veían hermosas chicas, todas y cada una de ellas de estética anime, con sus característicos grandes y brillantes ojos y sus finos rasgos faciales. Había muchas que no conocía, pero casi todas las de videojuegos y buena parte de las de anime las conocía, ya sea superficial o profundamente. Sus nombres afloraban en mi mente como aceite emergiendo sobre agua a medida que las reconocía. Las hermanas pegaso Palla, Catria y Est pasaron por encima de mi cabeza. Comprobé que Julia, maga de Fire Emblem, se batía en un duelo de magia contra Yoshiko, de la franquicia de anime Love Live (la cual era la que más me obsesionaba, así que ver a esa idol en combate era algo digno de ver). En una pantalla gigante ví a Maki, de Love Live, en una especie de anuncio que no llegué a ver con exactitud. Mikasa, de Attack on Titans, practicaba cortes contra un muñeco de prácticas con sus katanas dobles.

No había tenido tiempo para reconocer a todas las jóvenes cuando terminamos de atravesar el patio, con su fuente y todo, y entramos en el edificio principal, una gran torre moderna con antenas parabólicas. Me costaba creer que podía haber chicas de Fire Emblem en semejante lugar. Dentro de él ví a Elma, de Xenoblade Chronicles X, revisando un portapapeles. También me crucé con Fiora, del Xenoblade original, con Ámbar, de Kid Icarus Uprising, a Lana, de Hyrule Warriors, con Ram, de Re:Zero… Todas me miraban asombradas, y eso que no era un Justin Bieber precisamente…

Anna me condujo por los pasillos de la universidad, hasta que llegamos a un par de puertas con un letrero que rezaba “Directora del Instituto de Crossovers de Anime”. Supuse que con semejantes instalaciones el término instituto se quedaba corto, aunque reconocí que las siglas ICA no sonaban mal, en mi opinión.

“¿Hubiese quedado mejor UCA?” —Pensé— “Nah, eso recordaría a los bichejos de nombre homónimo del Zelda Twilight Princess, e iría en contra de...”.

—¡No puede ser! —Gritó de repente una voz femenina cuando entramos en la estancia.

Me fijé antes en el personal de la sala, y las reconocí. Parece que la directora de aquel instituto era una tal Saki, chica proveniente de un juego bastante poco conocido llamado ZGirls, y la acompañaba Sara, creo que su lugarteniente. Como cabría esperar, las dos eran bastante hermosas. Saki me recordaba a Hatsune Miku (a quien no llegué a localizar al entrar, pero supuse que estaba aquí), mas su pelo era rosado, y sus refulgentes ojos eran violáceos, con dilatadas pupilas. (Y yo que pensaba que eran también rosados…). La cara de Sara era bastante mona, y tenía el pelo corto y negro, preciosos ojos azules con pupilas bastante pequeñas y largas piernas rematadas con unos vaqueros tipo bombacho.

Las dos se cruzaron miradas incrédulas, como si fuera alguien de otro mundo (literalmente lo era).

—¡C-creía que nunca iba a llegar un chico a mi escuela! —Balbuceó Saki al más puro estilo tsundere, haciendo que sus palabras me parecieran un poco cortantes, pero por la forma en la que me miraba con sus galácticos ojos me hizo subir instantáneamente mi confianza.

—Pase. —Me ordenó Sara mientras me dedicaba una risilla— Y tranquilo, que no mordemos.

Me senté enfrente de ellas, y Anna hizo lo mismo. Me quedé con cara seria. Saki ordenó a Sara que sacase un sobre con la palabra “IMPORTANT” y su equivalente japonés “重要” (Jūyō). Antes de llegar al mundo anime, tenía interés en aprender japonés, y por ello sabía leer bastantes kanas, pero no los kanjis, de forma que ya más tarde miraría su pronunciación.

—Anna, ¿Cómo ha llegado nuestro nuevo invitado? Pero antes… —Se volvió hacia mí— ¿Podrías decirme tu nombre y edad, por favor?

Más que un futuro héroe de un juego RPG en el momento en el que te piden escribir el nombre de tu protagonista, mi situación era la de una persona a punto de hacer la declaración de la renta.

—Pablo Pérez Peña. 18 años.

La chica apuntó mis datos en el formulario del sobre importante y se volvió a Anna:

—¿Dónde lo has encontrado?

—En la montaña Shokubutsuyama. Desconozco cómo accedió aquí, pero supongo que fue por un portal, aunque, claro…

—¿Y es alguien de confianza?

—Llegó completamente desarmado. No me ha desobedecido en ningún momento, pero… He de suponer que sabe mucho sobre nosotras.

—Así es. —Puntué formalmente a imitación de Virion, de Fire Emblem Awakening— No entiendo cual es el problema de este mundo, y si así fuese, solicitaría poder formar parte de vuestra empresa de salvarlo. No sería menester presumir, mas tengo gran inteligencia y grandes conocimientos. Por ello quisiera saber más, además de poder luchar, si cabe, en vuestro bando.

—Suficiente. Bien… Tienes una edad perfecta, y lo más importante: eres un chico, bien educado y con ganas de colaborar con nosotras. —Me alargó la mano para hacer el típico apretón de manos, sonrió y continuó— Yo, Saki, te doy la bienvenida al Instituto de Crossovers de Anime. A partir de ahora te nombro oficialmente como Comandante de estas instalaciones y te concedo la custodia de la protección de las mismas, así como de todas las chicas que forman parte de este lugar.

—Que gran honor, en serio. No me esperaba algo semejante. —Traté de decirlo sin aparentar nerviosismo. De hecho mis piernas estaban temblando.

Tras otorgarme el ascenso a Comandante Alfa, Saki cambió. De ser una tipa seria y ejecutora a ser una adolescente alegre y servicial.

—Siento haberme comportado como lo acabo de hacer. Simplemente quería asegurarme de que eras el elegido para el ascenso. A partir de ahora yo seré tu asistente personal. Si necesitas algo, comandante, pídemelo.

Por primera vez en mi vida iba a tener mi propia secretaria, y eso que ni siquiera había empezado la universidad. También he de decir que se me hacía un poco raro que me llamaran “comandante”, pero lo acepté de buena gana.

—Comandante —Avisó Sara.

—¿Algún problema?

—Organizaré inmediatamente una reunión para daros a conocer a todas las integrantes de la INCRAN.